El afilado de cuchillos se realiza por abrasión contra una superficie dura, típicamente piedra, o contra una superficie blanda con unas partículas duras, como una lija. Adicionalmente es recomendable utilizar un asentador para asentar el filo y eliminar la rebaba sobrante del proceso de afilado.
Diferentes cuchillos se afilan de forma diferente en función de la geometría del filo y su aplicación. Por ejemplo, las hojas de los bisturís quirúrgicos son muy afiladas, pero frágiles, y generalmente no se afilan sino que directamente se descartan luego del uso. Las cuchillas de afeitar deben cortar con mínima presión, y por lo tanto deben estar muy afiladas con un ángulo pequeño y perfil cóncavo, se las afila diariamente o con mayor frecuencia. Los cuchillos de cocina son menos afilados, y en general cortan por deslizamiento en lugar de por presión y también se los afila regularmente por lo que existen utensilios para realizar la tarea. En el otro extremo, un hacha para cortar leña será menos afilada aún, y se utiliza principalmente para cortar madera mediante presión, no deslizamiento, y aunque puede rectificarse, no es común afilarla diariamente. En general, aunque no siempre, cuanto más duro es el material menos agudo es el filo.