La aguada es una técnica pictórica que consiste en mezclar en distintas cantidades de agua o alcohol diversas tintas,[1] consiguiendo tonalidades más espesas que la acuarela.[2][a][3][4][5] Definida en algunos manuales básicos como «un tipo de temple»,[4] e identificada actualmente con la técnica del «gouache» y la témpera,[4] su práctica se originó en la labor de los ilustradores y miniaturistas a partir de la Edad Media,[3][4] gracias a la mejora de calidad de varios tipos de papel.[cita requerida] Fue mencionada por el renacentista Cennino Cennini en su tratado sobre pintura, datado en el año 1437.[6] Los principales museos de arte del mundo conservan ejemplos de pintores de la talla de Rembrandt, Francisco de Goya, Blake, y más recientemente por artistas como Picasso, y su mayor proyección en la calidad y la producción se produjo en el Extremo Oriente, en especial en China y Japón.[7][8]
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