Anfibios | ||
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Rango temporal: Devónico tardío - Presente | ||
En el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda: Litoria phyllochroa, Seymouria , Dermophis mexicanus y Notophthalmus viridescens. | ||
Taxonomía | ||
Superreino: | Eukaryota | |
Reino: | Animalia | |
Subreino: | Eumetazoa | |
Superfilo: | Deuterostomia | |
Filo: | Chordata | |
Subfilo: | Vertebrata | |
Infrafilo: | Gnathostomata | |
Superclase: | Tetrapoda | |
Clase: |
Amphibia Linnaeus, 1758 | |
Subclases | ||
Los anfibios (Amphibia, del griego ἀμφί, amphí ('ambos') y βίος, bíos ('vida'), que significa «ambas vidas» o «en ambos medios») son una clase de animales vertebrados anamniotas (sin amnios, al igual que los peces), tetrápodos, ectotérmicos, con respiración branquial durante la fase larvaria y pulmonar al alcanzar el estado adulto.[1][2] A diferencia del resto de vertebrados, se distinguen por sufrir una transformación durante su desarrollo (este cambio puede ser largo y se denomina metamorfosis).[3] Los anfibios fueron los primeros vertebrados en adaptarse a una vida semiterrestre,[4] presentando en la actualidad una distribución cosmopolita al encontrarse ejemplares en prácticamente todo el mundo, estando ausentes solo en las regiones árticas y antárticas, en los desiertos más áridos y en la mayoría de las islas oceánicas. Hay descritas 7492 especies de anfibios.[5][6] Se reconoce como anfibios a los anuros (ranas y sapos), caudados (ajolotes, salamandras y tritones) y a los gimnofiones (cecilias).[7] Según la Lista Roja de 2021, el 41% de los anfibios están en peligro de extinción.[8]
Cumplen un rol ecológico vital respecto al transporte de energía desde el medio acuático al terrestre, así como a nivel trófico al alimentarse en estado adulto, en gran medida, de artrópodos y otros invertebrados. Algunas especies de anfibios secretan a través de la piel sustancias altamente tóxicas. Estas sustancias constituyen un sistema de defensa frente a los depredadores.[1][2]
Desde hace miles de años los anfibios han sido asociados con mitos y magia, enfocándose mucho de este folclore desde una perspectiva negativa. Por otra parte, existen culturas que han relacionado los anfibios con la fertilidad, la fortuna o la protección, entre otros aspectos beneficiosos.[9][10][11]
La especialidad de la zoología que estudia específicamente a los anfibios se denomina herpetología.
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