Anatema (del latín anathema, y este del griego ἀνάθεμα, «maldito, apartado») significa etimológicamente ofrenda, pero su uso principal equivale al de maldición o al de "desterrado de Dios" , en el sentido de condena a ser apartado o separado, cortado como se amputa un miembro, de una comunidad de creyentes. Era una sentencia mediante la cual se expulsaba a un hereje del seno de la sociedad religiosa; era una pena aún más grave que la excomunión porque el individuo era desterrado y a su vez era maldecido.
8 Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Galatas 1:8