A lo largo de su prolongada historia, los gobernantes rusos llevaron el título de Kniaz (traducido como Duque o Príncipe), Veliki Kniaz (Gran Duque o Gran Príncipe)[1], Zar y Emperador de Toda Rusia. Los patriarcas, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, actuaron también en ocasiones como líderes de Rusia. Así sucedió, por ejemplo, durante la ocupación polaca y el interregno de 1610-1613.