Un anillo planetario es un anillo de polvo y otras partículas pequeñas que gira alrededor de un planeta.[1] Los más espectaculares y conocidos desde la época telescópica son los anillos de Saturno. Durante mucho tiempo se pensó que Saturno era el único planeta con anillos y su singularidad era un problema. Desde 1610, en que Galileo observa los anillos de Saturno, hasta que, en 1977, se descubren los anillos de Urano, transcurren 367 años en que los anillos de Saturno son un caso único en el Sistema Solar. Hoy se sabe que los cuatro planetas gigantes del Sistema Solar (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y un centauro (Cariclo) poseen sus propios sistemas de anillos.
Júpiter tiene un sistema de anillos y Urano trece anillos discretos, al menos. El acercamiento de la Voyager a Neptuno en 1989 permitió comprobar que los anillos son ubicuos entre los planetas gaseosos gigantes del Sistema Solar exterior. Los anillos de Neptuno tal como aparecían vistos desde observaciones terrestres eran muy raros pues parecían compuestos de arcos incompletos, pero las imágenes del Voyager 2 mostraron anillos completos pero con trozos de distinta luminosidad que hacía que desde la Tierra sólo se observaran los arcos más luminosos. Se piensa que la influencia gravitatoria de la luna pastora Galatea y posiblemente algunas otras lunas pastoras no descubiertas son responsables de estos grumos en los anillos.
El acercamiento del vehículo espacial Voyager 2, el 25 de agosto de 1981, y de la sonda Cassini, que se puso en órbita de Saturno el 1 de julio de 2004, han permitido ver los anillos de Saturno de una forma nueva y que han sorprendido quizá tanto como al primero que los vio, hace de ello cuatro siglos.[2] Hoy los anillos de Saturno se muestran con gran riqueza de detalles: bandas, radios y trenzados. Hay aspectos por explicar todavía.
La composición y tamaño de las partículas del anillo varía; pueden ser silicato o polvo helado (en cuatro de los planetas gigantes), y hielo de agua en el caso de Saturno. Los tamaños varían desde el tamaño de micrómetros al de piedras del tamaño de decenas de metros.
A veces los anillos tienen lunas pastoras, lunas pequeñas que giran en los bordes exteriores de anillos o dentro de los huecos en los anillos, siendo responsables de las divisiones. Su tamaño oscila entre el kilómetro y las decenas de km. Estos satélites están dentro del sistema de anillos del planeta y también están dentro del límite de Roche de Júpiter. Una luna dentro del límite de Roche sólo puede permanecer unida si la cohesión en ella supera la distinta fuerza de gravedad en dos partes diferentes del satélite, así pues tiene que ser compacto y pequeño. La gravedad de los satélites pastores sirve para mantener el borde exterior del anillo muy delimitado.
El origen de los anillos planetarios no se conoce, pero se piensa que son inestables y desaparecen en unos centenares de millones de años. Como resultado, los sistemas del anillo actuales deben ser de origen moderno, posiblemente formado de los desechos de un satélite natural que sufrió un impacto grande o de materia primigenia que estaba más cerca del planeta que el límite de Roche por lo que no se pudieron agregar para formar un satélite o se rompió por la gravedad de Saturno.