El término autoaprendizaje estrictamente hace referencia a aprender uno mismo en un acto autorreflexivo. El autodidacta[1] es quien se enseña a sí mismo. De allí que para referirse al aprendizaje llevado a cabo por uno mismo, sea más adecuado utilizar el término aprendizaje autónomo. Consiste en aprender mediante la búsqueda individual de la información y la realización también individual de prácticas o experimentos. A una persona que aprende por sí solo se le llama autodidacta.
El autoaprendizaje es algo que el ser humano, los mamíferos y otros animales poseen en sí mismos y se pone en evidencia cuando juegan. Jugar, aunque a veces no se tiene presente, tiene la función principal de aprender nuevas habilidades o mejorar las que ya se poseen. El autoaprendizaje puede alcanzarse tanto de manera individual como grupal; en el caso del autoaprendizaje grupal todo el grupo se orienta a una búsqueda de conocimiento mientras cada integrante del grupo identifica y propone saberes, preguntas y perspectivas pertinentes para que todos ordenen el nuevo saber en su malla cognitiva.
Muchas veces, el autoaprendizaje comienza jugando, y pasado un tiempo se descubre que se ha aprendido mucho de este modo y que no solo sirve para pasárselo bien.
Entonces a manera de síntesis, podemos afirmar que la autonomía en el aprendizaje es la facultad que tiene una persona para dirigir, controlar, regular y evaluar su forma de aprender de forma consciente e intencionada, haciendo uso de estrategias de aprendizaje para lograr el objetivo o meta deseados. Esta autonomía debe de ser el fin último de la educación, que se expresa en cómo aprender a aprender.