Autoestima

Pirámide de Maslow: Jerarquía de las necesidades humanas postulada por Abraham Maslow.

La autoestima es el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, hacia nuestra manera de ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen: es la evaluación perceptiva de nosotros mismos.[1]​ En su jerarquía de las necesidades humanas, se describe como la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, aprecio, suficiencia, etc), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.).[2]​ La expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta "en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación".[3]

Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente.[1]​ En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente "axioma": todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse y que se le estime.[2]

Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia. El término auto-imagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí. En virtud de este razonamiento incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.[1]

El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego;[2]​ por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como estímulo, respuesta, refuerzo y aprendizaje, con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, "no hay un camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino".[4]

  1. a b c Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Bonet
  2. a b c Massenzana, FB (2017). «Autoconcepto y autoestima: ¿sinónimos o constructos complementarios?». PSSOCIAL. Revista de investigación en psicología social. 
  3. Cheroky Mena Covarrubias. «Una óptica humanista y conductista de la sustentabilidad».
  4. Chang, Larry (2006). «Happiness/Contentment». Wisdom for the Soul (en inglés) (1ª edición). Gnosophia Publishers. p. 351. ISBN 0-9773391-0-6. Consultado el 25 de octubre de 2012. «There is no way to happiness; happiness is the way.»