Batalla de Austerlitz | ||||
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Tercera Coalición Parte de guerras napoleónicas | ||||
Napoleón en la batalla de Austerlitz, óleo de François Gérard. | ||||
Fecha | 2 de diciembre de 1805 | |||
Lugar |
Austerlitz, Imperio austríaco (actual Slavkov u Brna, República Checa) | |||
Coordenadas | 49°07′41″N 16°45′45″E / 49.128055555556, 16.7625 | |||
Resultado | Decisiva victoria francesa | |||
Consecuencias |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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La batalla de Austerlitz, también conocida como la batalla de los Tres Emperadores, enfrentó el 2 de diciembre de 1805 a un ejército francés encabezado por el emperador Napoleón I contra las fuerzas combinadas ruso-austríacas del zar ruso Alejandro I y el emperador austríaco Francisco I en el contexto de las Guerras Napoleónicas. Fue una de las mayores victorias de Napoleón, pues el Primer Imperio francés aplastó definitivamente a la Tercera Coalición tras casi nueve horas de difícil combate. La batalla tuvo lugar cerca de Austerlitz, actual Slavkov u Brna, a unos 10 km al sureste de Brno, en Moravia, entonces parte del Imperio austríaco y hoy en la República Checa. Austerlitz puso fin rápido a la guerra de la Tercera Coalición y pocas semanas después se firmó el Tratado de Presburgo. La batalla es considerada una obra maestra táctica de Napoleón, a la altura de Cannas o Gaugamela.[2][3]
Después de eliminar a un ejército austríaco en la batalla de Ulm, las fuerzas francesas lograron tomar Viena en noviembre de 1805. Los austríacos evitaron otro choque hasta que la llegada de los rusos les otorgó ventaja numérica. Napoleón envió a su ejército al norte en persecución de los aliados, pero después les ordenó retroceder para así fingir debilidad. Desesperado por entablar combate contra las fuerzas aliadas, Napoleón trató de demostrar, en los días previos al gran enfrentamiento, que su ejército no estaba en condiciones de combate, llegando para ello a abandonar una estratégica posición en la colina Pratzen cerca de Austerlitz. Desplegó al ejército francés al pie de Pratzen y debilitó de manera premeditada su flanco derecho para incitar a los aliados a atacarlo allí para después rodearlos con el resto de sus fuerzas. El III Cuerpo del ejército francés dirigido por el mariscal Davout tuvo que realizar una marcha forzada desde Viena para cubrir a tiempo la brecha dejada por Napoleón. Mientras tanto, el contundente ataque ruso-austríaco contra el ala derecha francesa desguarneció su centro en Pratzen, algo que aprovechó el mariscal Soult para atacar con fiereza con el IV Cuerpo del ejército francés. Con el centro de los aliados totalmente aniquilado, los franceses barrieron los dos flancos del enemigo, obligaron a sus tropas a huir en total caos y capturaron miles de prisioneros.
El desastre de los aliados golpeó profundamente la confianza del emperador Francisco en el esfuerzo de guerra encabezado por los británicos. Francia y Austria acordaron inmediatamente un armisticio y poco después, el 26 de diciembre, se firmó el Tratado de Presburgo, por el cual Austria quedaba fuera tanto de la guerra como de la Coalición, al tiempo que se reforzaban los términos acordados en los anteriores tratados de Campo Formio y Lunéville entre ambas naciones. Este tratado también confirmó la pérdida de posesiones austríacas en Italia y Baviera en favor de Francia, así como en Alemania en favor de los aliados alemanes de Napoleón. También se les impuso una indemnización de cuarenta millones de francos a los derrotados Habsburgo y se permitió a los rusos que huían el paso libre por territorio hostil de camino a su patria. Por otra parte, la victoria francesa en Austerlitz permitió la creación de la Confederación del Rin, compuesta por varios estados alemanes que debían actuar como zona de amortiguación entre Francia y Europa Central. La Confederación hizo prácticamente inútil el Sacro Imperio Romano Germánico, de modo que éste se derrumbó en 1806 después de que Francisco abdicara del trono imperial y mantuviera el título de Francisco I de Austria como el único oficial. Estos cambios, sin embargo, no supusieron una paz duradera para Europa. La preocupación de Prusia ante la creciente influencia francesa en el continente acabaría provocando el estallido de la guerra de la Cuarta Coalición en 1806.
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