Boceto

Boceto preparatorio para La justicia de Cambises, de Gerard David, 1498.
Página de uno de los "cuadernos"[1]​ de Leonardo da Vinci (colecciones de papeles sueltos donde el artista trazaba bocetos, apuntes, estudios y toda clase de anotaciones sobre artes y ciencias, encuadernadas tras su muerte).
Retrato de Claude d'Urfé. Boceto al carboncillo y sanguina de la escuela de Jean Clouet ca. 1540.
Boceto para el techo del Banqueting House, de Rubens, ca. 1629.
Jesús y la adúltera,[2]​ boceto de la composición de figuras de Rembrandt.
Inmaculada, boceto de Murillo.
Boceto al carboncillo de sauces de Thomas Gainsborough.
Esbozo de paisaje, de Théodore Rousseau, 1830.
Boceto para El fusilamiento de Maximiliano, de Manet, 1867.
Boceto para Columbia y Cuba, de Kenyon Cox, 1898.
Boceto al óleo para Manifestación del 17 de octubre de 1905, de Iliá Repin, 1906.

En la pintura, los términos boceto (del italiano bozzetto), esbozo (del italiano sbozzare), bosquejo (de bosque), borrador (de borrar) y apunte (de punto o punta) se usan para designar al proyecto, las pruebas o la traza primera que se realiza previamente a la obra definitiva. En un boceto los contornos y los detalles no están definidos, sino insinuados de forma esquemática (abocetados, esbozados o bosquejados).[3]​ Aunque se puede señalar algún matiz diferencial entre "boceto" y "esbozo",[4]​ no hay en el uso general una estricta diferencia conceptual entre cualquiera de estos términos, ni entre sí ni con otros como "croquis" y "estudio", o con el muy poco usado "esquicio", que se suele usar directamente con la palabra italiana, francesa o inglesa schizzo, esquisse o sketch (esta última también designa a una escena cómica breve).[5][6]

Se utiliza la expresión estilo abocetado[7]​ para designar al de los pintores cuya obra, solo aparentemente, tiene un aspecto de ejecución "fácil",[8]​ "rápida" y "no terminada" ("imperfecta" -non finito o "estética de lo inacabado"-), con predominio de la gestualidad y la pincelada suelta, también llamada "impresionista". En oposición, las obras en las que el pintor insiste en un acabado pulcro o pulido (fini, "terminado", "perfecto") de los detalles se suelen calificar como de ejecución "academicista" o "preciosista" (cuando no pompier o kitsch, términos peyorativos).[9]

Esbozo de un caballero sobre su caballo, de Alberto Durero.
Esbozo de un caballero sobre su caballo, de Alberto Durero.  
Estudio de un caballero sobre su caballo, del mismo Durero.
Estudio de un caballero sobre su caballo, del mismo Durero.  
Obra terminada: Caballero, la Muerte y el Diablo, del mismo Durero, 1523.
Obra terminada: Caballero, la Muerte y el Diablo, del mismo Durero, 1523.  
  1. Leonardo interactivo en la web de la Biblioteca Nacional (Madrid), con los llamados Códices Madrid I-II.
  2. The National Gallery, London, fuente citada en The Woman Taken in Adultery (Rembrandt)
  3. Véanse las etimologías, y sucintas definiciones (la mayor parte con referencias cruzadas entre unos y otros términos) en el DRAE: Real Academia Española. «boceto». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «abocetar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «esbozo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «esbozar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «bosquejo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «bosquejar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «borrador». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «apunte». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Real Academia Española. «apuntar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).  En cuanto a "bosquejar", otra fuente (etimologias.dechile.net) indica que proviene del bosquejar catalán u occitano, con el significado de "rebajar superficialmente un leño para trabajarlo", palabra que proviene a su vez de bosc ("bosque" en castellano), y ésta del franco, que aporta la raíz germánica -busk que da bush ("arbusto") en alemán e inglés, y quizá también llega hasta la palabra castellana "buscar" y la francesa "bouquet". En cuanto a estas voces, el DRAE da para "bosque" un "origen incierto"Real Academia Española. «bosque». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).  y para "buscar" propone, con dudas, un origen celta que llevaría hasta el indoeuropeo *bhudh-skō ("conquistar", "ganar").
  4. Se indica que "esbozo" sería la primera forma de una obra pictórica, su verdadero comienzo, realizado a pincel y en color sobre el soporte virgen o sobre un primer "boceto" del tema al carboncillo o a lápiz. El esbozo sirve de base al artista para la aplicación de las siguientes capas de pintura. André Beguin, Dictionnaire technique du dessin, Vander. Fuente citada en Ébauche
  5. Online Etymology Dictionary
  6. Real Academia Española. «esquicio». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  7. Abocetado/a: Dicho de una pintura: Que, por estar poco concluida, más parece boceto que obra terminada. Real Academia Española. «abocetado». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  8. Para el concepto de "facilidad" en el arte, véase la nota correspondiente a grazia en el artículo "Manierismo".
  9. El arte francés del XIX fue el escenario de un conflicto que enfrentó a los partidarios de lo acabado y lo inacabado en la pintura. A comienzos de siglo, los sectores más vinculados con la Academia convirtieron el "fini" o "acabado pulido" en símbolo de excelencia artística, frente al "acabado abocetado" considerado un signo de negligencia. Sin embargo, el fini nunca llegó a constituirse en modelo único de la pintura occidental: mientras la Academia florentina del siglo XVI era partidaria de las superficies cuidadosamente perfiladas de Rafael, los venecianos Giorgione y Tiziano abrían la puerta a una pintura vibrante y sensual. En los siglos XVII y XVIII, la línea veneciana encontró eco en varias escuelas nacionales como la holandesa, por ejemplo en la pintura de Frans Hals o en la francesa con Fragonard. Las tensiones entre ambas concepciones explotaron en la Francia del XIX con los pintores neoclásicos, que, enfrentados a la sensualidad rococó, se oponían radicalmente a cualquier trazo en la obra que dejase traslucir rasgos personales. (El Thyssen se acerca al concepto de lo «inacabado» en la pintura, La Razón, 7 de julio de 2014). A mediados del siglo XIX fue paradigmática la oposición entre los acabados y las texturas de los pintores ingleses (prerrafaelitas) y los franceses (realistas, escuela de Barbizon). Anteriores a los ejemplos citados, la escuela donde más al extremo se llevaron los acabados pulidos y el detalle minúsculo fue la de los primitivos flamencos.