Una bomba de racimo, bomba de fragmentación, bomba de dispersión o submunición es una bomba de caída libre o dirigida que puede lanzarse desde tierra, mar o aire. Las bombas de racimo contienen un dispositivo que libera un gran número de pequeñas bombas al abrirse —lo cual hace aumentar el área afectada—.[1] Estas submuniciones pueden causar diferentes daños, como perforar vehículos blindados con su carga explosiva, matar o herir a muchas personas de manera indiscriminada con sus fragmentos de metralla o producir incendios.[2]
Las municiones en racimo están prohibidas para aquellas naciones que ratificaron la Convención sobre Municiones en Racimo, adoptada en Dublín, Irlanda, en mayo de 2008. La Convención entró en vigor y se convirtió en derecho internacional vinculante al ratificar los estados el 1 de agosto de 2010, seis meses después de haber sido ratificado por 30 estados.[3] Al 10 de febrero de 2022, un total de 123 estados se han adherido a la Convención, como 110 partidos de estados y 13 signatarios.[4]