El calendario solar es aquel calendario cuyos días indican la posición de la Tierra en su movimiento de traslación en torno al Sol.[1] Los calendarios solares, que dividen el tiempo según los movimientos aparentes del sol, también están en fase con las estaciones durante el año. Se adaptan así a las necesidades de los agricultores, cuyas actividades agrícolas exigen la sincronización de los cultivos con las estaciones: período de siembra, gestión de las reservas de alimentos entre dos cosechas.
Los calendarios elaborados de esta forma poseen un año de 365 días, que se amplia normalmente agregando un día extra en los años bisiestos.
Los egipcios parecen haber sido los primeros en desarrollar un calendario solar tras una reforma que sustituyó por este el tradicional calendario lunar. Para ello utilizaron como punto fijo la reaparición anual de la salida del sol de la estrella del perro, Sirio o Sothis, en el cielo oriental, que coincidió con la inundación anual del río Nilo. Construyeron un calendario de 365 días, que consta de 12 meses de 30 días cada uno, con 5 días añadidos al final del año. Sin embargo, el hecho de que los egipcios no tuvieran en cuenta la fracción adicional de un día hizo que su calendario se desviara gradualmente hacia el error.[2]