El caligrama (de la palabra francesa calligramme) es un poema visual, frase o un conjunto de palabras cuyo propósito es formar una figura acerca de lo que trata el poema, en el que la tipografía, caligrafía o el texto manuscrito se arregla o configura de tal manera que crea una especie de imagen visual (poesía visual)[1]. La imagen creada por las palabras expresa visualmente lo que la palabra o palabras dicen. En un poema, este manifiesta el tema presentado por el texto del poema. En la modernidad se dio con las vanguardias que buscaban la ruptura y la innovación a principios del siglo XX y, más concretamente, con el cubismo literario y los posteriores creacionismo y ultraísmo. El poeta cubista francés Guillaume Apollinaire fue un conocido creador de caligramas[2].
Con Apollinaire, los caligramas se ponen de moda en las primeras décadas del siglo XX, aunque estos llevaban existiendo cientos de años en otras culturas, como en la caligrafía árabe[2].
La literatura hispánica cuenta con interesantes autores de caligramas, entre ellos, los españoles Guillermo de Torre, Juan Larrea y Gerardo Diego; los peruanos Carlos Oquendo de Amat, Jorge Eduardo Eielson y Arturo Corcuera; el mexicano Juan José Tablada; el cubano Guillermo Cabrera Infante; el argentino Oliverio Girondo, el chileno Vicente Huidobro y el uruguayo Francisco Acuña de Figueroa. En lengua catalana destacan Joan Salvat-Papasseit y Joan Brossa. Más recientemente, Gustavo Vega ha creado una variedad de tipo plástico a la que él mismo ha denominado caligrama pictográfico.
Algunos de los principales estudiosos del tema han sido J. Peignot (Du Calligramme), P. Massin (La lettre et l'Image) y Rafael de Cózar (Poesía e imagen) en España.