Campos de hielo o capa de hielo es el nombre que reciben diversas masas de hielos continentales. Los campos de hielo son extensas áreas mesetosas rocosas cubiertas por un manto de hielo, cuyos márgenes forman glaciares y ventisqueros, que desembocan, a través de canales y fiordos, a algún lago o al mar. Los campos de hielos se ubican principalmente en las zonas polares y patagónicas y cubren diversos accidentes geográficos, como lagos o enormes cordones montañosos.
Los geógrafos hablan de «campos de hielo» cuando la extensión cubierta por hielos y nieves es inferior a 50 000 km², y se tratarán de indlandsis (o «hielo continental» propiamente dicho), cuando las cubiertas glaciares son superiores a un millón de km². Para la década del 2020 aún persisten dos indlandsis: el indlandsis de la Antártida y el indlandsis de Groenlandia.
Según estudios paleogeográficos y glaciológicos, los campos de hielo serían restos de áreas englaciadas de mucho mayor tamaño formadas durante la última glaciación. Estos campos de hielo son las principales reservas de agua potable del mundo, por lo que tienen un gran valor estratégico.
El drenaje de los campos de hielo considera la existencia de glaciares emisarios,[1] los cuales se originan desde el interior de grandes masas de hielo (campos de hielo o hielos continentales), adoptando la forma de corrientes de hielo. Un ejemplo interesante en este sentido es el glaciar Humboldt, en el noroeste de Groenlandia. Los lechos glaciares por los cuales fluyen estos glaciares emisarios son depresiones de la superficie del sistema mayor que los alberga. Su cuenca de alimentación puede ser identificada por la presencia de grietas transversales. El geólogo Juan Brüggen Messtorff consideraba a los glaciares emisarios como glaciares marginales, pertenecientes a la zona de ablación de un sistema, que involucra la existencia de un campo de hielo correspondiente a la zona de acumulación o alimentación. La función principal de estos glaciares marginales es entregar el exceso de hielo a canales en forma de témpanos, es decir, descargar el hielo desde zonas centrales (o grandes acumulaciones) a zonas periféricas.