Los Cartones de Goya son un conjunto de obras pintadas por Francisco de Goya entre 1775 y 1792 para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Si bien no son los únicos cartones para tapices que se hicieron en la Real Fábrica (otros pintores de esta factoría fueron Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez, José Camarón y José del Castillo), sí son los más conocidos y a los que la historia del arte ha otorgado el apelativo «cartones para tapices» por antonomasia. En su mayoría representan temas bucólicos, cinegéticos, rurales y populares. Se ceñían estrictamente al gusto del rey Carlos III y de los príncipes Carlos de Borbón y María Luisa de Parma, y eran supervisados por otros artistas de la factoría como Maella y los Bayeu.
Luego de una fructífera carrera en su natal Aragón, el reputadísimo pintor de la corte Francisco Bayeu consigue que su cuñado vaya a Madrid para trabajar en las obras de decoración para los reales palacios. Para entonces, Anton Raphael Mengs es el artista más destacado de la corte tras la muerte en 1770 de Tiépolo. Será este empleo en la corte lo que más satisfará la ambición del aragonés, y lo que a la larga le convertirá en el artista de moda para la clase pudiente de Madrid. Entre 1780 y 1786 deja este encargo para emplear su tiempo como artista en otras actividades particulares.
Los cartones para tapices están estructurados en siete series, cada una con diferente número de obras y temática. Un rasgo común a todas ellas es la presencia de asuntos campestres y de diversión popular. Solo la primera muestra temas relativos a la caza.
Una vez terminados, los cartones se tejían en tapiz y se ubicaban en la pieza a la que se les destinaba en los palacetes reales. La mayor parte de la obra se encuentra resguardada en el Museo del Prado, aunque existen algunos cartones en pinacotecas de otras naciones.
En 1858 pasaron al sótano del Palacio Real de Madrid, donde algunos fueron hurtados en 1870. Ese año Gregorio Cruzada se dio a la tarea de catalogarlos y mostrarlos al público en el Museo del Prado. Aparecieron por primera vez en el catálogo oficial de la institución en 1876. Sin embargo, algunos pequeños modellos (pintados por Goya para la aprobación de los temas) se hallaban en manos de los duques de Osuna, cuyos descendientes los subastaron en 1896. En esa subasta algunas pinturas fueron compradas por el Prado y otras por coleccionistas como Pedro Fernández Durán y José Lázaro Galdiano, permaneciendo en España.
Goya puede crecer como artista y elevar su condición social a través de estas piezas, que le convierten en un cotizado pintor para los altos círculos matritenses. En 1789 obtiene el cargo de Pintor de Cámara de Carlos IV —el antaño Príncipe— y años atrás fue admitido por la Academia de San Fernando.