Se conocen como casas de indiano o casas indianas a las construcciones realizadas durante las dos últimas décadas del siglo XIX y hasta la década de 1930 en España[1] por encargo de aquellos naturales que, en busca de fortuna, emigraron a América y volvieron ricos a su lugar de origen.[2] El indiano, una vez retornado, casi siempre en una situación de éxito económico, con recursos muy por encima de como partió, mandaba construir una casa, dotándola de elementos diferenciadores. La casa indiana constituye un tipo de arquitectura doméstica colonial reconocible,[2] que se distribuye fundamentalmente por Asturias, Galicia, Cantabria, Canarias y Cataluña, con poca presencia en otras zonas,[3] si bien no debe considerarse un estilo arquitectónico.[1] La casa se convierte para el indiano retornado en el más importante elemento diferenciador de clase, símbolo de su nuevo estatus social y del poder económico alcanzado durante su periplo.[2]