La conquista musulmana de Egipto, liderada por el ejército de 'Amr ibn al-'As, tuvo lugar entre 639 y 642 d. C., y fue supervisada por el Califato ortodoxo. Puso fin al periodo romano en Egipto, que había empezado en el 30 a. C, y al más amplio periodo grecorromano que había durado alrededor de un milenio.
Cuando comenzó la conquista musulmana, Egipto era parte del Imperio bizantino (o Imperio romano de oriente), que tenía su capital en Constantinopla. Había sido conquistado apenas una década antes por Cosroes II (616-629), soberano del Imperio sasánida. Posteriormente, el emperador Heraclio lo recobró merced a una serie de campañas contra los persas sasánidas, pero volvió a perderlo, esta vez arrebatado por el Califato ortodoxo, diez años más tarde, quienes aprovecharon el agotamiento bizantino para invadir. Antes de que los musulmanes se apoderaran de Egipto, ya habían arrollado al reino gasánida, aliado de los bizantinos, y se habían adueñado de las provincias bizantinas del Levante, lo que había debilitado considerablemente al imperio y lo había dejado en una posición vulnerable.La pérdida de la próspera provincia de Egipto y la derrota de los ejércitos bizantinos debilitó severamente al imperio, teniendo como consecuencia pérdidas territoriales adicionales en los siglos posteriores.[3]
- ↑ Haykal, 1944, ch. 18