La cruzada de 1101 fue una cruzada menor con tres movimientos separados, que fue organizada en 1100 y 1101 tras el éxito de la Primera Cruzada. A esta cruzada se unieron también muchos participantes de la cruzada anterior que habían retornado a sus casas antes de alcanzar Jerusalén.
El éxito de la Primera Cruzada supuso la necesidad de hacer un llamamiento para reclamar el envío de refuerzos que permitiesen defender el nuevo Reino de Jerusalén. El papa Pascual II, sucesor de Urbano II (papa que había muerto antes de conocer el resultado de la cruzada que había convocado) hizo un llamamiento para una nueva expedición. Para ello, hizo especial hincapié en convocar a todos aquellos que habían hecho el juramento de acudir a la cruzada anterior pero que no habían llegado a partir, y a todos aquellos que volvieron antes de su conclusión. Algunas de estas personas estaban sufriendo duras burlas en casa por parte de sus vecinos, y se enfrentaban a una enorme presión para volver a dirigirse hacia el este. Adela de Normandía, por ejemplo, esposa de Esteban II de Blois, que había abandonado la cruzada durante el sitio de Antioquía de 1098, estaba tan avergonzada de su marido que no le permitió permanecer en casa. Tanto los ricos como los pobres querían llegar a Tierra Santa, para liberarla de los infieles en nombre de Cristo, buscando la salvación eterna que llevaba aparejado el luchar en una Guerra Santa.[1] Otros, simplemente, buscaban huir de la pobreza para encontrar una nueva vida en oriente.