Un cultivar es un grupo de plantas seleccionadas artificialmente por diversos métodos a partir de un cultivo más variable, con el propósito de fijar en ellas caracteres de importancia para el obtentor que se mantengan tras la reproducción.[cita 1][1] Según define el Código Internacional de Nomenclatura para Plantas Cultivadas, estos caracteres deben cumplir con los requisitos de ser distintivos (que caractericen al cultivar, que lo diferencien de los demás), homogéneos (que se encuentren en todas las plantas del cultivar) y estables (que sean heredables), por el método de propagación indicado.[cita 1] El Código no define a los cultivares por parentesco, sino que solo las plantas propagadas por el método indicado que mantienen los caracteres que los definen están incluidas en ese cultivar [cita 2] Y viceversa: si se obtiene un grupo de plantas distintivo, homogéneo y estable para ese carácter por el mismo método de propagación, se consideran pertenecientes al mismo cultivar aunque se hayan originado independientemente.[cita 3] También puede nombrarse como cultivar una primera generación híbrida de dos líneas puras (un cultivar F1). Tras obtener un cultivar, para establecerse como tal debe asignársele un nombre en concordancia con las reglas del Código, luego de lo cual se publica su nombre, circunscripción y método de propagación en un medio no efímero y se inscribe en el Registro Internacional de Cultivares correspondiente de los listados en el Código.[cita 4] El nombre es útil para su comercialización y es parte del trámite de registro de marcas, que deben ser diferentes del nombre del cultivar y del registro de patentes para poder reclamar cualquier derecho de venta de semillas en exclusividad. En patentes y ciertas leyes tanto nacionales como internacionales se denomina 'variedad', cuya definición restringida en relación con el Código de Botánica es sinónimo del cultivar tal como se define en el Código de Plantas Cultivadas[cita 5].
Los cultivares son un subgrupo del grupo más amplio definido por el botánico y horticultor inglés Liberty Hyde Bailey, el cultígeno, que se define como una planta cuyo origen o selección se debe principalmente a la intencionalidad humana.[3][4]
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