El capital, tomo III | ||
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de Karl Marx | ||
Editor(es) | Friedrich Engels | |
Género | Ensayo | |
Tema(s) | Crítica de la economía política y economía marxista | |
Título original | Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie Dritter Band. Buch III: Der Gesammtprocess Der Kapitalistischen Produktion | |
Editorial | Verlag Otto Meissner | |
Ciudad | Hamburgo | |
Fecha de publicación | 1894 | |
Edición traducida al español | ||
Título | El capital crítica de la economía política | |
Traducido por | Manuel Martínez Pedroso | |
Editorial | M. Aguilar | |
Ciudad | Madrid | |
País | España | |
Fecha de publicación | 1931 | |
Serie | ||
El capital, tomo III | ||
El capital: crítica de la economía política. Tomo III: El proceso global de producción capitalista (en alemán: Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie Dritter Band. Buch III: Der Gesammtprocess Der Kapitalistischen Produktion), es el tercer tomo de El Capital publicado en 1894. Fue editado por Friedrich Engels a partir de notas dejadas póstumamente por Karl Marx escritas entre 1864 y 1865[1] y trata principalmente de la diferenciación interna de la clase capitalista.
Este volumen parte del segundo tomo anterior, ya que en este "el proceso de circulación del capital [...] la rotación del capital, etc., desempeña un papel aquí".[2] El objetivo del tercer tomo en su conjunto es localizar y describir las formas concretas que surgen de los movimientos del capital en su conjunto. Así, las diversas formas de capital se acercan paso a paso a la forma que asumen en la superficie de la sociedad en la acción de diferentes capitales entre sí en competencia y en la conciencia ordinaria de los propios agentes de producción.[cita requerida]
Marx trata los fenómenos económicos en el tomo tercero "no como una oposición general entre trabajo y capital, sino teniendo en cuenta que forma parte de una estructura no coordinada en la que los distintos capitales compiten entre sí".[3] Su investigación se centra en cuatro grupos de la clase dominante: los capitalistas industriales, los capitalistas comerciales, los banqueros y los terratenientes. Marx los agrupa a su vez en tres categorías económicas: salario, ganancia y renta de la tierra.[4]
El libro consta de siete secciones:[5]
Las tres primeras secciones se ocupan de la división del plusvalor entre los capitales individuales en la forma de ganancia. Marx explica también que la competencia entre el capital invertido en las diferentes ramas de la producción por la distribución de la ganancia y que además la plusvalía obtenida de los trabajadores se divide entre el capital industrial (o agrario); el capital comercial; el capital bancario, que cobra intereses por los préstamos; y los propietarios de tierras. Ahora las mercancías no por su valor económico medido en tiempo de trabajo socialmente invertido, (la suma de capital constante, variable y plusvalor: ) sino por su «precio de coste» (la suma de capital constante y variable: ), ya que el capitalista es ciego al origen de la plusvalía, "que concibe como un excedente sobre el coste".[3]
Es en la Sección 2 donde Marx "resuelve, sobre la base de la ley del valor, el problema de la formación de la cuota media de ganancia".[6] Según Marx, dado que el beneficio se genera únicamente con el trabajo y distintos sectores tienen distintas composiciones orgánicas entonces una empresa con una explotación muy intensivo de mano de obra genera una tasa de ganancia (plusvalor entre capital constante más variable, ) más alta, pero resulta que las tasas de ganancia de todos los sectores tienden a nivelarse. Marx señala que la solución está en la competencia y la reasignación de capital.[7] Esta contradicción lleva a Marx al concepto de «precio de producción» , la suma del precio de coste más el beneficio medio , el precio de coste multiplicado por la tasa media de ganancia).[3] Así, el beneficio depende "de la plusvalía que producen todos los capitales en conjunto".
La competencia entre los capitales, su libre paso de unas ramas de producción a otras, reducen en ambos casos la cuota de ganancia a la cuota media. La suma de los valores de todas las mercancías de una sociedad dada coincide con la suma de precios de estas mercancías; pero en las distintas empresas y en las diversas ramas de producción las mercancías, bajo la presión de la competencia, no se venden por su valor, sino por el precio de producción, que equivale al capital invertido más la ganancia media.
Con los precios de producción, Marx creyó poder explicar "la procedencia real del beneficio capitalista" y "una tensión sistemática entre los intereses individuales de cada capitalista y sus intereses colectivos como clase".[8] El procedimiento de conversión de los valores a precios de producción ha dado un largo debate académico, conocido como el «problema de la transformación».[8]
En la Sección 3, tal vez la más conocida hoy en día, se argumenta la «tendencia decreciente de la tasa de ganancia» a medida que aumentan los requisitos orgánicos de capital constante de la producción como resultado de los avances tecnológicos en la producción en general y a la reducción de los costes laborales mediante la disminución del capital variable.[8] Así, el intento de reducir al mínimo la carga de trabajo a través de la automatización simultáneamente "condiciona la subsistencia material de sus miembros al trabajo asalariado".[9] Mars expone esta tendencia "perfectamente racional desde el punto de vista individual, es colectivamente suicida" como "ley fundamental del capitalismo".[9] Varias causas la contrarrestan, pero finalmente se impone.[10] Al disminuir la tasa de ganancia se reducen las inversiones y luego el empleo y el consumo, multiplicándose el efecto, hasta que se producen quiebras. Los precios bajan, pero de todos modos no hay quien compre las mercancías baratas debido al desempleo y al cierre de empresas, llegándose a una recesión.[11] La caída de la tasa de ganancia se revierte por medio de la competencia desgarradora que inutiliza grandes masas de capitales y sobre las ruinas resurge la acumulación de capital, pues para los competidores victoriosos el aumento de la ganancia vuelve a ser más rápido que el incremento de la inversión. La paralización de la economía prepara su ampliación posterior, de la misma forma que el crecimiento prepara la crisis.[12] Así Marx formuló una teoría del ciclo económico y sobre las crisis cíclicas del capitalismo. Marx y Engels sostenían que este resultado como resultado de varias contradicciones en el modo de producción capitalista, genera crisis cuya resolución requiere el surgimiento de un modo de producción completamente nuevo como culminación de la misma dialéctica histórica que condujo al surgimiento del capitalismo a partir de formas anteriores.[13] Los marxistas ortodoxos creen que es una característica contradictoria principal que conduce a un colapso inevitable del orden capitalista.[14]
En la Sección 4 se introduce el llamado “capital comercial”, comerciantes mayoristas y minoristas que compran mercancía producida por el "capital industrial" y se encargan de su distribución y venta. Esto acelera la "rotación del capital" reduciendo el “período de circulación” del “periodo de producción”.
En la Sección 5 Marx se presenta la descomposición de ganancia en interés y el concepto del «capital ficticio», títulos que no poseen valor intrínseco "en forma de crédito, acciones, deuda, especulación y diversas formas de papel moneda" que no puede convertirse en mercancías, valores de uso existentes. Este es producto de la acumulación del capital.[15] El capital ficticio fue posteriormente tratado por Rudolf Hilferding en El capital financiero.[16]
En la Sección 6 se trata la renta del suelo como parte del valor excedente total que los propietarios se apropian. A su vez, dado el monopolio agrícola, sus productos "no entran en el proceso totalmente libre de nivelación de las cuotas de ganancia".[6] Marx distingue dos clases de renta del suelo: la «renta absoluta», que resulta de la concentración de la propiedad de la tierra en manos de grandes terratenientes que pueden controlar la cantidad de tierra que entra o sale del mercado y que por tanto es una renta de monopolio; y la «renta diferencial», que se genera por la fertilidad del suelo o su ubicación («diferencial I») o por la inversión e innovación incorporada a ella («diferencial II»). Dado que la superficie de la tierra "en los países capitalistas es ocupada enteramente por los propietarios particulares", el precio de producción de los productos agrícolas "no lo determinan las condiciones medias en que el producto se lleva al mercado, sino las condiciones peores". Mientras que la renta diferencial "no puede ser abolida mientras exista el capitalismo", renta absoluta puede serlo mediante la nacionalización de la tierra.[6] La teoría de la renta de la tierra de Marx fue aplicada por Alexander Parvus,[17] Karl Kautsky[18] y Lenin[19][20] al análisis de la crisis agrarias del último cuarto del siglo XIX en Europa.[21]
En la Sección 7 resume el la obra tratando de demostrar que "todas las diferentes formas de valor excedente provienen de la misma fuente, el trabajo excedente de los trabajadores, y por lo tanto que se determina la cantidad total de valor excedente".[22] Destaca el capítulo 48, La fórmula trinitaria, donde Engels recopiló varios fragmentos en los que Marx resume algunos de los aspectos más importantes de todo El capital. Entre otras cosas se describen brevemente las etapas de ocultamiento de la explotación de los trabajadores por el capital. Según Ernest Mandel, la sección séptima "habría proporcionado un vínculo vital entre el contenido económico de la lucha de clases entre el capital y el trabajo, tal como se desarrolla extensamente en el Volumen 1".[23]
Esta obra es un proyecto incompleto de Marx y es especialmente en las últimas secciones donde el análisis es menor. Desde la publicación de la obra se ha cuestionado cuánto representa el pensamiento de Marx el tercer tomo. Pese a sus intentos de ser fiel al texto original, Engels tuvo que redactar las notas de una forma apropiada para su publicación y llenar algunas lagunas de apartados indicados pero no redactados. El académico Michael Heinrich sostiene que "Engels hizo modificaciones significativas", especialmente "en el área de la teoría de la crisis, la teoría del crédito y la relación entre el capitalismo y la producción de mercancías".[1] Esta postura fue recibida con duras críticas y generó una serie de defensas del trabajo editorial de Engels.[24]