Se llama empedrado al pavimento hecho de piedras. El empedrado, tanto para los caminos como para las calles, puede ser de mármol, de piedras silíceas más o menos voluminosas y labradas o no, de guijo o guijarros, de escombros o cascajo, de ladrillo, como era el empedrado de Venecia, de lava, material de que se sirvieron los romanos para empedrar sus caminos y que se siguió empleando en Nápoles y en Florencia, etc.
Las calles de las poblaciones pueden estar bien y sólidamente empedradas con acera embaldosada o enlosada, longitudinal y transversal en los puntos donde fuere necesario así para la comodidad de los habitantes como para facilidad de la limpieza. El empedrado y el asfaltado después opone un obstáculo a las reacciones recíprocas de la atmósfera y del suelo. Constituye la condición primera de la limpieza de las calles las cuales, sin ella, presentarían una superficie pantanosa. Facilita la limpieza de las calles y plazas, el escurrimiento de las aguas, etc.[1]