Con la palabra latina foederatus (plural foederati) se denominaba en los primeros tiempos de la historia de la antigua República romana a cualquier otra tribu itálica que, habiendo suscrito un tratado (foedus), no era considerada colonia romana ni se le había concedido la ciudadanía romana, pero de la que se esperaba que proporcionara un contingente de soldados cuando Roma lo necesitara. Se consideraba a los latini aliados de sangre de los romanos, mientras que los demás itálicos eran, inicialmente, federados o socii.
Durante la República romana, el término se refería específicamente a los socii, pero durante el Imperio romano se usó para describir a estados extranjeros, reinos clientes o tribus bárbaras a las que el imperio brindaba beneficios a cambio de ayuda militar. El término se usó también, en particular bajo el imperio, para referirse a grupos de mercenarios «bárbaros» de diferentes tamaños a los que se les permitía por lo general asentarse dentro del imperio.
Procede, pues, de la palabra latina foedus, que designa un tratado solemne y vinculante de asistencia mutua a perpetuidad entre Roma y otra nación. A su vez, el testigo ha pasado a las lenguas romances actuales, en las voces federación y sus derivados, como, por ejemplo, federalismo.