El fraude electoral es la intervención ilícita de un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales ya sea aumentando la cantidad de votos del candidato favorecido, disminuyendo las de los candidatos rivales, o ambas. Lo que constituye fraude electoral varía de país en país.
Muchos tipos de fraude electoral se prohíben en las legislaciones electorales, pero otros están en infracción con leyes generales, como las que prohíben el asalto, el hostigamiento y la difamación. Aunque técnicamente el término cubre solo aquellos actos que son ilegales, a veces también se usa para describir actos que son legales, pero que son considerados moralmente inaceptables, fuera del espíritu de una elección o que violan los principios de la democracia.[1] Las elecciones show, de solo un candidato, a veces son clasificadas como fraude electoral, aunque pueden estar en cumplimiento de la ley y son presentadas más bien como referéndums.
En elecciones nacionales, un fraude electoral exitoso puede tener el efecto de un golpe de Estado o el de una democracia corrupta. En una elección reñida, una pequeña cantidad de fraude puede ser suficiente para cambiar el resultado, e incluso si el resultado no es afectado, la revelación de que hubo fraude puede tener un efecto dañino si no es castigado, porque puede reducir la confianza de los votantes en la democracia.