Guerra a muerte | ||||
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Parte de la guerra de la Independencia de Chile | ||||
El malón (1834) por Mauricio Rugendas (1804–1858), obra inspirada en el rapto de Trinidad Salcedo durante el asalto de 1826 a la hacienda «El Astillero», ubicada en la precordillera de Pelarco; siendo esta una escena típica de la guerra a muerte. | ||||
Fecha | 1819-1824, extendido a 1827 o 1832 | |||
Lugar | La Frontera, la Araucanía y el sur del valle central (actual Chile), y la cuenca neuquina (actual Argentina) | |||
Resultado | Victoria patriota | |||
Consecuencias | ||||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
Fuerzas en combate | ||||
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El término guerra a muerte fue gestado por el historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna en su obra homónima (La Guerra a Muerte, Santiago, 1868), aplicándose de forma generalizada para señalar la última fase de la guerra de emancipación chilena, llevada a cabo en la región centro y sur del país entre 1819 y 1832.
Durante la Segunda campaña al sur de Chile y finalizada esta, los mapuches se vieron envueltos en esta guerra, tomando unos el bando de los republicanos chilenos y otros, la gran mayoría, el bando realista, en gran parte por respeto a los tratados firmados con la Corona Española o bien por conveniencias económicas o políticas. Algunos grupos se desplazaron hacia el actual territorio argentino diseminándose por las pampas y el norte de la Patagonia oriental, entre ellos los boroanos.
Entre los que apoyaron a los republicanos estaba el cacique Venancio Coñoepán (Coihuepán) que regía los lof entre Lumaco y Cholchol, el cacique Lorenzo Colipí y los nagche ("abajinos") en general.
El bando realista contó con el apoyo de los lafkenches cuyos principales caciques eran Huenchukir, Lincopi y Cheuquemilla. Los pehuenches liderados por Martín Toriano, Chuika y Juan Neculmán apoyaron también a los realistas, lo mismo que los grupos del área de Truftruf y los boroanos.
Los wenteche ("arribanos") se alinearon también en este bando encabezados por Mariwán (o Marihuán) cacique del área de Victoria y Mangin Wenu (o Mañil Bueno) y su hijo Quilapán.[9]
El virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela encargó al caudillo realista Vicente Benavides de sostener la resistencia armada en las posesiones del sur, aprovechando el apoyo de los grupos indígenas. Benavides controló los territorios fronterizos al sur del río Biobío dividido en tres frentes. Los llanos centrales estaban a cargo de Benavides, el cura Juan Antonio Ferrebú comandó el sector costero y los hermanos Pincheira se dedicaron al área cordillerana.
Después de varios enfrentamientos Benavides fue finalmente derrotado y luego de un intento de escape hacia el Perú es fusilado en 1822, debido a esto le sucedió por poco tiempo Juan Manuel Picó, quien fue emboscado por fuerzas chilenas en 1824, ese mismo año su segundo, Ferrebú fue fusilado.
Desde ese momento solo quedaron unas cuantas montoneras que fueron derrotadas, siendo el último en rendirse y capitular el capitán español Miguel de Senosiáin en 1827. Luego de eso solo quedaron en esas zonas una serie de bandidos comandados principalmente por José Antonio Pincheira y sus hermanos que abandonaron la causa realista y se dedicaron al vandalismo en las zonas cordilleranas del sur de Chile y en las zonas pampeanas de la Argentina. Se mantuvo hasta su derrota en 1832 por tropas chilenas.