La hambruna es una situación que se da cuando un país o zona geográfica no posee suficientes alimentos y recursos para proveer de alimentos a la población, elevando la tasa de mortalidad debido al hambre y a la desnutrición.
Según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas, alrededor de 24 000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre.[1] Teniendo en cuenta que el total de muertes diarias por cualquier causa es de aproximadamente 150 000 personas, las muertes por hambre alcanzan el 16 % del total. Un 75 % de los fallecidos son niños menores de cinco meses. El Instituto de desarrollo y política alimentaria afirma que la hambruna y las guerras causan solo un 10 % de las muertes. La mayoría de las muertes por hambre se deben a desnutrición crónica. Las familias no consiguen suficientes alimentos debido a diferentes causas, como pobreza, guerras o catástrofes naturales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que entre 1970 y 1980 el hambre crónica afectó a 842 000 000 de personas en el mundo.[2]
En Europa hubo un largo período de hambrunas a principios del siglo XVII. En aquella época las ciudades estaban creciendo con rapidez y, en los años de malas cosechas, los habitantes de los núcleos urbanos con mayor poder adquisitivo, podían comprar alimentos mientras gran parte de la población, entre ella los propios agricultores, no podían.