Los hermanos Wright, Wilbur (Millville, Indiana, 16 de abril de 1867-Dayton, Ohio, 30 de mayo de 1912) y Orville (Dayton, Ohio, 19 de agosto de 1871-30 de enero de 1948), fueron dos aviadores, ingenieros, inventores y pioneros de la aviación estadounidenses, generalmente nombrados en conjunto, y reconocidos mundialmente como los que inventaron, construyeron y volaron el primer aeroplano del mundo de manera exitosa, aun cuando existe una cierta controversia sobre ello.[1][2][3]
Al lanzarlo al aire con una catapulta externa, se consiguió un corto vuelo, suficiente para probar el sistema de viaje y control del avión. Se afirma que su primer vuelo se realizó el 17 de diciembre de 1903, en Kitty Hawk, a bordo del Flyer I.[4]
Su gran aporte al vuelo fue el control de viaje mediante el balanceo. Hasta entonces los aviones existentes tenían diseños que los hacían difíciles de controlar por no haberse considerado la necesidad de inclinar las alas para cambiar de dirección.
Construyeron una especie de túnel aerodinámico para medir la sustentación que producen distintos perfiles a distintos ángulos de ataque. Hicieron volar controladamente un aeroplano de 35 kg, construido con los pesados materiales de la época, con un motor de solo 12 caballos de fuerza (actualmente un ULM similar, de 23 kg, vuela con 54 cv). Las actuales reproducciones del Flyer I son muy difíciles de volar, incluso en manos de pilotos expertos, ya que necesitan un impulso externo proporcionado, por ejemplo, por una catapulta.[5]
El 22 de mayo de 1903 los Hermanos Wright patentan su invento: el aeroplano, en la oficina de patentes estadounidenses.
Los hermanos habían terminado el avión en 1903 y trataban de venderlo a diferentes países; Francia, Inglaterra y el propio Estados Unidos estaban interesados. Pero los hermanos Wright no querían mostrar el avión hasta que hubiera un contrato firmado con compromiso de compra. Nadie quería firmar el contrato sin ver los aviones (se creía que todo era un fraude porque casi nadie había visto a los hermanos volar, especialmente porque eran unos geeks de la época con pocos amigos de los medios de comunicación) y no podrían venderlos si lo enseñaban a la ligera.
Disponían de una patente sobre un método de vuelo, pero les había resultado complicado conseguirla y no era garantía de nada, sobre todo fuera de los Estados Unidos.