Historia de Asia

La Ruta de la Seda conectaba diversas civilizaciones a lo largo de Asia.
Asia en 1200, antes del Imperio Mongol.
El mundo mongol, ca. 1300. La zona gris es el posterior Imperio Timúrida.
Mapa de Asia, 1892.

La historia de Asia comprende la historia colectiva de varias regiones de la periferia costera, de Asia Oriental, del Sur de Asia y del Oriente Medio, vinculadas por la masa interior de la estepa.

Si bien África se considera el lugar de nacimiento de la humanidad, se cree que Asia fue la cuna de la civilización, aunque esta en realidad no fue única y uniforme: la gran extensión del continente hizo casi inevitable que surgieran varias culturas de manera independiente: las primeras civilizaciones conocidas surgieron en la periferia costera, aunque también en otras regiones se desarrollaron alguna de las primeras comunidades alrededor de los fértiles valles de los ríos. Las civilizaciones mesopotámica, la índica y la china compartieron bastantes similitudes y, probablemente, intercambiaron tecnologías e ideas como las matemáticas y la rueda. Otras ideas como las de la escritura posiblemente se desarrollaron de manera individual en cada área. Las ciudades, estados y luego imperios se desarrollaron en estas tierras bajas.

La región de la estepa había estado habitada durante mucho tiempo por nómadas montados y desde las estepas centrales podían alcanzar todas las áreas del continente asiático. La más antigua de estas expansiones centrales conocida que salió de las estepas fue la expansión indoeuropea, que propagó sus lenguas y cultura a Oriente Medio ocupada por los iranios, India ocupada por los arios y el centro de Asia hasta las fronteras con la China antigua, donde se establecieron los tocarios. La zona septentrional del continente, que comprende gran parte de Siberia, era inaccesible a los nómadas esteparios debido a los densos bosques y la tundra y por ello estaba escasamente poblada.

El centro y la periferia se mantuvieron separadas por montañas y desiertos. Las montañas del Cáucaso, los Himalayas, el desierto de Karakum y el desierto de Gobi formaban barreras que las hordas montadas de las estepas sólo podían cruzar con dificultad. Aunque tecnológica y culturalmente los habitantes de las ciudades estaban más avanzados, poco podían hacer militarmente para defenderse contra ellas. Sin embargo, las tierras bajas no tenían suficientes praderas abiertas para soportar una gran fuerza de caballería, y por eso los nómadas que conquistaron estados en China, India y Oriente Medio pronto se vieron obligados a adaptarse a las sociedades locales.

Los principales reinos antiguos en la interacción cultural como el gran emperador de Ciro II el Grande, que unificó a los pueblos de origen iraní en el reino de Persia. Después la creación del Imperio aqueménida (550 a. C.-330 a. C. aproximadamente), que extendió la cultura persa desde el mar Mediterráneo hasta el río Indo. La expansión india, la difusión de la civilización china, el dominio musulmán (conocido como el auge y expansión del islam) y mongol, la influencia china y mongola. Además los primeros inicios del dominio colonial de las grandes potencias europeas, como la exploración y colonización realizadas primeramente por España y Portugal, como la llegada de Fernando de Magallanes en 1521 quien descubrió la parte oriental del continente asiático seguido después por Juan Sebastián Elcano, y más tarde colonizadas por Francia, Gran Bretaña, Países Bajos y Rusia.

En la Edad Moderna, Asia constituyó el continente económicamente más productivo. Hacia 1500, Oriente Medio, India y China concentraban cerca del 60 % de la producción mundial, y poco antes de 1800 el 80 % de la misma. Durante el siglo XVIII, los textiles de India se exportaban extensivamente a Francia e Inglaterra. Y gran cantidad de productos industriales chinos estaban presentes tanto en la América colonial desde el siglo XVII como en Europa. Se estima que un 75 % de la plata extraída por los españoles en América acabó en China a cambio de la compra de productos manufacturados en China.[1][2]​ La Revolución Industrial europea alteró este equilibrio, y mediante conquista militar gran parte de Asia pasó a estar controlada por potencias europeas.

Tras llegar a la independencia de los países colonizados de sus antiguas metropólis mediante la adopción de una respuesta al imperialismo propia en cada país, Asia vería el mantenimiento de esa independencia, la aparición de conflictos, la intensificación del nacionalismo, la confrontación ideológica y la expansión económica.

  1. Marks, Robert B. (2007): Los orígenes del mundo moderno, ed. Crítica, ISBN 978-84-8432-930-5
  2. Hobson, John M. (2004): Los orígenes orientales de la civilización de occidente, ed. Crítica, ISBN 84-8432-718-3