La historia de Checoslovaquia se inicia con el colapso del Imperio austrohúngaro tras el fin de la Primera Guerra Mundial que llevó a la creación del país independiente de Checoslovaquia[1] (en checo y eslovaco: «Československo»). Este país fue formado gracias al apoyo de, entre otros, el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson. Los checos y los eslovacos no estaban en el mismo nivel de desarrollo económico y tecnológico, pero la libertad y la oportunidad encontrada en una Checoslovaquia independiente les permitieron avanzar hacia la superación de estas desigualdades; sin embargo, la brecha cultural nunca fue plenamente superada y la discrepancia desempeñó un papel continuo a lo largo de los setenta y cinco años de la unión.
Así pues, la creación de Checoslovaquia el 28 de octubre de 1918 fue el punto culminante de la larga lucha de los checos contra sus gobernantes austríacos y la de los eslovacos contra la hungarización y sus gobernantes húngaros.