El historicismo (del alemán Historismus), también conocido como historicismo clásico, es una corriente de pensamiento surgida en los estados alemanes hacia fines del siglo XVIII. Uno de sus principal consistió el énfasis en la historicidad del hombre, de los fenómenos sociales y de las distintas sociedades como un factor esencial para su comprensión.[1]Mantuvo una relación fluida con los desarrollos de la hermenéutica, de las ciencias históricas y, en ocasiones, con la filosofía de la historia. A lo largo del siglo XIX —llamado por Gabriel Monod "el siglo de la Historia"— el historicismo alcanzó una gran difusión en Occidente como marco para convertir a la historiografía en una disciplina académica por derecho propio.
El término fue empleado por Schlegel ya en 1797 para caracterizar al enfoque neoclásico en la historia del arte. Sin embargo, pocos de sus exponentes se reconocieron como "historicistas", por lo que la caracterización de éstos como tales se trata en gran medida de una construcción a posteriori. Diversas corrientes de varias tradiciones intelectuales han sido consideradas historicistas, como el historicismo jurídico, el historicismo en economía, la arquitectura historicista, el historicismo filosófico, el historicismo antropológico, el historicismo escatológico cristiano, el historicismo literario y el historicismo musical, entre muchos otros. No obstante, se considera que la principal y más influyente es la gestada el seno de la llamada escuela histórica alemana, que tuvo a Barthold Georg Niebuhr y Leopold von Ranke como sus mayores exponentes.