El término hormona tiroidea (generalmente usado en plural hormonas tiroideas), tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), son hormonas basadas en la tirosina producidas por la glándula tiroides, la principal responsable de la regulación del metabolismo.[1] Un componente importante en la síntesis de las hormonas tiroideas es el yodo.[1] La forma principal de hormona tiroidea en la sangre es la tiroxina (T4), que tiene una semivida más larga que la T3.[2] La proporción T4 a T3 liberada en la sangre es aproximadamente 20 a 1.[3] La tiroxina es convertida en la más activa T3 (tres a cuatro veces más potente que la T4) dentro de las células deiodinasas (5'-yodinasa). Estas son tratadas posteriormente por descarboxilación y desyodación para producir 3-yodotironamina (T1a) y tironamina (T0a).
Sus efectos son el aumento del metabolismo basal, lo cual es indispensable para un correcto desarrollo fetal, y el funcionamiento adecuado de los sistemas cardiovasculares, musculoesquelético, hematopoyético, así como para respuestas corporales adecuadas en cuanto a producción de calor, consumo de oxígeno y regulación de otros sistemas hormonales.[4]