Huella dactilar

Imagen de las crestas papilares de un dedo pulgar que, al hacer contacto con una superficie, pueden dejar la impresión de una huella dactilar
Huella dactilar latente revelada con disulfuro de molibdeno

Una huella dactilar, dermatoglifo o dactilograma (del griego δάκτυλος "dedo" y γράμμα "dibujo") es la impresión visible o moldeada que produce el contacto de las crestas papilares de un dedo de la mano (generalmente se usan el dedo pulgar o el dedo índice) sobre una superficie. La primera técnica de identificación de personas mediante estas fue inventada por el francés Alphonse Bertillon, y luego mejorada y puesta por primera vez en práctica por el nacionalizado argentino Juan Vucetich.[1]

Es una característica individual que se utiliza como medio de identificación de las personas (ver biometría). Se clasifican por sus características en:

  • Visibles o positivas: Son las que dejan los dedos al estar impregnados de algún colorante, este material puede ser sangre, tinta, polvo o cualquier otra sustancia con la que puedan quedar marcadas las crestas papilares y puedan ser observadas a simple vista.
  • Moldeadas: Son las que aparecen impresas en forma de molde, estas se marcan en materia plástica, como la grasa, jabón, plastilina, etcétera.
  • Naturales: Aparecen de forma natural en los pulpejos de ambas manos, desde los seis meses de vida intrauterina hasta la muerte e incluso en el proceso de putrefacción.
  • Artificiales: Son aquellas que se encuentran plasmadas en forma intencional con alguna sustancia, esencialmente con tinta para su estudio.

La disciplina científica que estudia las huellas dactilares se llama dactiloscopía, y dentro de ella existen dos grandes ramas con su propia clasificación de huellas.

  1. Argentina, pionera de la dactiloscopia, BBC, 10 de noviembre de 2009