El humo o fumo (del latín fumus) es una suspensión en el aire de pequeñas partículas gaseosas que resultan de la combustión incompleta de un combustible.[1][2] Es un subproducto no deseado de la combustión, producido en fogatas, brasas, motores de gasolina y diésel. Cuando una combustión es correcta y completa, los únicos subproductos son agua, dióxido de carbono y compuestos de diversos elementos.
La inhalación del humo es la causa primaria de asfixia y muerte en las víctimas de los incendios. El humo mata por intoxicación debido a sus componentes tóxicos, como el monóxido de carbono y las pequeñas partículas sólidas que taponan los alveolos pulmonares y asfixian a la víctima. El humo puede contener varias partículas carcinógenas y provocar cáncer después de largo tiempo. Por esto se recomienda no usar estufas o calderas dentro de hogares, ya que pueden tener alguna rasgadura.