Instinto

Este instinto forma parte del conjunto de comportamientos que se encuentran dentro de la categoría crianza.
Instinto de defensa de la puesta.

El instinto —del latín instinctus ‘impulso, motivación’ y este del verbo instingere, a su vez formado por el prefijo in−, ‘desde adentro, interno’ y el verbo stingere, ‘pinchar, impulsar, motivar’— es un complejo de reacciones exteriores, determinadas, hereditarias, colectivas, comunes a todos los individuos de la misma especie y adaptadas a un fin, en la que el sujeto que obra generalmente no tiene conciencia.[1]​ Se define biológicamente como una pauta hereditaria de comportamiento cuyas características son las siguientes:

  • Es común en toda la especie, las excepciones y variabilidad son mínimas, explicándose por el instinto mismo.
  • Posee finalidad adaptativa.
  • Es de carácter complejo, es decir, consta de una serie de pasos para su producción: percepción de la necesidad.

Cualquier comportamiento es instintivo si se realiza sin basarse en una experiencia previa (es decir, en ausencia de aprendizaje) y, por tanto, es una expresión de factores biológicos innatos. Las tortugas marinas, recién nacidas en una playa, se desplazan instintivamente hacia el océano. Un marsupial se mete en la bolsa de su madre nada más nacer. Otros ejemplos son las peleas entre animales, el comportamiento de cortejo, las funciones internas de escape y la construcción de nidos. Aunque un instinto se define por sus características innatas invariables, los detalles de su funcionamiento pueden modificarse con la experiencia; por ejemplo, un perro puede mejorar su capacidad de escucha con la práctica.

Los instintos son patrones de comportamiento complejos innatos que existen en la mayoría de los miembros de la especie y deben distinguirse de los reflejos, que son respuestas simples de un organismo a un estímulo específico, como la contracción de la pupila en respuesta a una luz brillante o el movimiento espasmódico de la parte inferior de la pierna cuando se golpea la rodilla. La ausencia de capacidad volitiva no debe confundirse con la incapacidad de modificar patrones de acción fijos. Por ejemplo, las personas pueden ser capaces de modificar un patrón de acción fijo estimulado reconociendo conscientemente el punto de su activación y simplemente dejar de hacerlo, mientras que los animales sin una capacidad volitiva suficientemente fuerte pueden no ser capaces de desvincularse de sus patrones de acción fijos, una vez activados.

  1. Kruse, C.; Pages, Aniceto de; Hervas, José Pérez (1932). «Gran diccionario de la lengua española (de autoridades)». Books Abroad 6 (1): 22. ISSN 0006-7431. doi:10.2307/40047428. Consultado el 20 de diciembre de 2018.