Se entiende en un sentido amplio por intervencionismo a la acción de la administración pública encaminada a regular la actividad de otro ámbito público o privado, fijando normas o realizando actividades en sustitución de aquel. En un sentido estricto el término alude a un conjunto de acciones que disminuyen notablemente la autonomía del ámbito intervenido; sin embargo, el término es más usado en el terreno económico como la afectación de la actividad económica privada por parte del Estado o de cualquier otra administración pública.
El término intervención asume en un nivel filosófico que el Estado y la economía deben estar inherentemente separados el uno del otro.[1] Por lo tanto, la terminología se aplica a las economías capitalistas basadas en el mercado, donde la acción del gobierno interrumpe las fuerzas del mercado en el juego a través de regulaciones, políticas económicas o subvenciones. Sin embargo, las empresas estatales que operan en el mercado no constituyen una intervención. El término intervención es usado típicamente por los defensores del laissez-faire y el libre mercado, como también por nacionalistas económicos.[2][3]
Las economías de mercado capitalistas que presentan altos grados de intervención estatal a menudo se denominan economías mixtas.[3]
Desde una perspectiva de política internacional, el intervencionismo puede definirse como la intromisión de un Estado, por medio de órganos gubernamentales o no gubernamentales, en la política interior de otro, u otros Estados, en busca de inferir o cambiar la posición o conducta del Estado intervenido, en favor de sus propios intereses.[4]