Inti Raymi | ||
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Inti Raymi moderno en Sacsayhuamán, Perú | ||
Localización | ||
Localidad | Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú | |
Datos generales | ||
Tipo | Ceremonia incaica (actualmente espectáculo turístico) | |
Celebrada por | Comunidades indígenas de Ecuador y Perú | |
Fecha | 21 de junio (en Argentina),[cita requerida] 22 de junio (en Ecuador),[cita requerida] 24 de junio (en el Perú) | |
Motivo | Agradecimiento al sol | |
Inti Raymi, Indi Raymi[1][2] o Punchao Raymi[3][4] (en ortografía quechua contemporánea: Inti Raymi,[5] P'unchaw Raymi[6] ’fiesta del sol‘) es una celebración andina, especialmente de los pueblos quechuas, de origen incaico y preincaico, que se realiza alrededor del solsticio de invierno austral en el mes de junio en diversos lugares de los países andinos (Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Argentina, entre otros).[7] Como fiesta prehispánica, es considerada una de las más importantes y mejor documentadas celebraciones de los Andes prehispánicos y del calendario incaico, en el que habría estado vinculada al culto solar (en la época incaica, de Inti). Modernamente, se realizan varias fiestas comunales, ferias, recreaciones teatralizadas y ceremonias conmemorativas, a menudo como atractivo turístico,[8] como la representación que se realiza en Sacsayhuamán, en el Cuzco, cada 24 de junio.
Durante la época de los incas, el Wawa Inti Raymi habría sido instituido por el inca Pachacútec en la década de 1430, como parte de su reorganización político-administrativa.[cita requerida] El raymi del solsticio de invierno austral (21 de junio) era uno de los dos mayores festivales celebrados en honor al sol en el Cusco, Perú.[9] El otro festival habría sido el Cápac Inti Raymi (fiesta del gran sol) celebrado por los incas en el solsticio de verano austral (21 de diciembre). Según relata el escritor Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), el Wawa Inti Raymi significaba que el dios Sol renacía para dar inicio a un nuevo ciclo anual, el «tiempo circular inca» (debido a que no concebían el tiempo como lineal sino como un círculo cronológico)[cita requerida] así como el origen mítico del Inca, quien fue enviado por el Sol (como dios ordenador de las acciones de las poblaciones del antiguo mundo). Su celebración duraba 15 días, en los cuales había danzas, ceremonias y sacrificios. El último Wawa Inti Raymi con la presencia del Inca fue realizado a partir del 21 de junio de 1535.
En 1572, el virrey Francisco Álvarez de Toledo (1515-1584) prohibió esta fiesta (junto con las demás celebraciones) por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica. Se siguió realizando de manera clandestina, como protesta a la "extirpación de idolatrías".[10]
En 1944, por iniciativa del intelectual Humberto Vicial Unda,[11] el intelectual y artista cuzqueño Faustino Espinoza Navarro compuso una reconstrucción histórica del Wawa Inti Raymi para atraer el flujo turístico al Cusco y como parte de la semana de esta ciudad, la cual incluye el Corpus Christi. Se optó por cambiar la fecha original (solsticio del 21 de junio) por el 24 del mismo mes, ya que en el gobierno del presidente A. Leguía se había decretado esta fecha como el «Día del Indio». Además, el 24 de junio es la festividad de San Juan, lo cual representaba un día no laborable y por tanto facilitaba la presencia del público. La reconstrucción se basa en la crónica de Garcilaso de la Vega y solo se refiere a la ceremonia político-religiosa. Desde esa fecha en adelante (1944), la ceremonia vuelve a ser un evento público y de gran atractivo turístico.
Aunque hoy conocemos a esta celebración con su nombre quechua de Inti Raymi, en realidad se trata de una festividad común a muchos pueblos prehispánicos de los Andes, y que seguramente precede con mucho a la formación del Imperio incaico.
El Inti Raymi aún se celebra como rito sincrético en muchas comunidades andinas. En el callejón ínter-andino septentrional del Ecuador el conjunto de festividades relacionadas abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada ciudad sus propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana como efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.