Lenguas italo-celtas | ||
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Región | Europa celta, Europa latina, América latina | |
Países |
Europa celta, Francia, España, Italia, Portugal, Andorra, San Marino, Ciudad del Vaticano, Moldavia, Rumania, Mónaco | |
Familia | Italo-celta | |
Subdivisiones |
Lenguas itálicas Lenguas celtas Lusitano † | |
ISO 639-2 | cel | |
ISO 639-3 | cel | |
Distribución cronológica de los Italo-celta:
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Las lenguas italo-celtas son una hipótetica familia lingüística que incluye las lenguas itálicas y las lenguas celtas sobre la base de características compartidas por estas dos ramas y ninguna otra. Además, existe un importante número de cognados derivados directamente del protoindoeuropeo que son únicos entre estas lenguas.
Existe controversia sobre las causas de esas similitudes. Por lo general, se consideran innovaciones, probablemente desarrolladas después de la ruptura del protoindoeuropeo. También es posible que algunas de estas no sean innovaciones, sino características conservadoras compartidas; es decir, características originales del idioma protoindoeuropeo que han desaparecido en todos los demás grupos lingüísticos. Lo que se acepta comúnmente es que las características compartidas pueden ser consideradas como formas italo-celtas, ya que ciertamente son compartidas por las dos familias, y casi con certeza no son una coincidencia. El lusitano —una lengua indoeuropea de difícil clasificación— se ha relacionado entrechamente con las lenguas itálicas y con las celtas con lo cual también pertenecería a esta familia más amplia con una relación más cercana a las lenguas celtas según la proximidad geográfica.[1]
En un estudio de 2002 de Ringe, Warnow, & Taylor, se mostró evidencia en favor de la hipótesis «italo-céltica».[2] El académico neerlandés Frederik H. H. Kortlandt está trabajando con la relación italo-celta y en 2007 intentó la reconstrucción lingüística de un idioma proto-italo-celta.[3]
De acuerdo con David W. Anthony, el origen de esta lengua ancestral «italo-celta» se encontraría en la actual Hungría alrededor del año 3100 a. C. en la cultura Jamna. A partir de entonces, en la cultura de Bell, que es también la original llanura húngara, con la expansión al oeste traería esta lengua a Baviera y a Austria, donde se convertiría en el proto-celta, mientras que el proto-itálico se formaría a partir de los dialectos «italo-célticos» que permanecieron en Hungría, hasta penetrar en Italia a finales del segundo milenio a. C. en la cultura protovillanovense.[4]