Libertad

Le Génie de la Liberté, El Genio de la Libertad, de Augustin Dumont, estatua de bronce que descansa sobre la Columna de Julio.

La libertad (del latín: libertas, -ātis)[1]​ en sentido amplio es la capacidad humana de actuar por voluntad propia.[2]​ También como la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. [3]

Según las acepciones 1, 2, 3 y 4 de este término en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española,[1]​ el estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impuesto al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos.

La quinta acepción del término[1]​ define la libertad en los Estados democráticos como «derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.». Con base en ello, la protección de la libertad interpersonal es objeto de una investigación social y política.

El fundamento metafísico de la libertad interior es una cuestión psicológica y filosófica. Ambas formas de la libertad se unen en cada individuo como lo interno y lo externo de una malla de valores, juntos en una dinámica de compromiso.[cita requerida]

En filosofía, sociología, derecho y política, la libertad es un concepto importante: marca la capacidad de los individuos para ejercer su voluntad con -según la orientación política del discurso- el énfasis en los matices, ninguno de los cuales agota el significado completo:

  • formulación negativa: donde se señala la ausencia de sumisión, servidumbre, coacción, alienación..., ya sean ejercidas por otros individuos (ejemplo: esclavitud) o -ya no físicamente sino operando sobre mentalidades - por sociedad (ejemplos: propaganda, control social o ley, en la medida en que ciertas disposiciones son vividas como liberticidas, como la videovigilancia, el confinamiento o la prohibición);
  • formulación positiva: en la que se afirma la autonomía y la espontaneidad del sujeto racional; el comportamiento voluntario humano se basa en la libertad y se califica de libre;
  • Formulación relativa: diversos adagios ponen de relieve el equilibrio que debe alcanzarse en una alternativa, destinada en particular a hacer compatible la libertad con principios de filosofía política como igualdad y justicia. Así: "la libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudica a los demás" (art. 4 de la Declaración de los Derechos del Hombre), lo que implica la posibilidad de "hacer todo lo que no está prohibido, así como no hacer lo que no es obligatorio" (art. 5), la "libertad de decir o hacer lo que no sea contrario al orden público o a la moral pública" (derecho administrativo) o "La libertad de unos termina donde empieza la de otros" (tal vez inspirado en John Stuart Mill)[4]​. En tal formulación, la libertad está estrechamente vinculada al concepto de derecho, llegando a confundirse ambas nociones.

Este concepto conduce a una doble reflexión:

  1. por un lado, sobre la libertad como cuestionamiento de la capacidad de elegir y de hacer ;
  2. por otra parte, como cuestionamiento del ejercicio concreto de esta facultad de elegir y de hacer.

En la medida en que estas dos perspectivas se solapan de diversas maneras, su superposición puede dar lugar a interpretaciones erróneas en los análisis y a confusión en los debates. Por lo tanto, hay que tener cuidado de distinguir entre los distintos significados de la palabra.

  1. a b c Real Academia Española. «libertad». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. «Libertad». Oxford University Press. Archivado desde el original el 24 de mayo de 2022. Consultado el 25 de abril de 2022. 
  3. https://dle.rae.es/libertad
  4. Stuart Mill, 1860, «La libertad del individuo debe limitarse así: no debe hacerse perjudicial a los demás», p. 100.