La maleza, mala hierba, hierba mala, yuyo, planta arvense, planta espontánea o planta indeseable es cualquier planta que crece de forma silvestre o espontánea en una zona cultivada o controlada por el ser humano como cultivos agrícolas o jardines. Cualquier planta pueda ser considerada mala hierba si crece en un lugar donde los seres humanos desean que crezca otra planta. Un ejemplo característico es el de la menta, que aun siendo una planta aromática con valor económico, se considera indeseable en praderas de césped donde tiene tendencia a prosperar. Otro ejemplo es la avena, que era originalmente considerada maleza de los trigales, hasta que se empezó a consumir de manera habitual.[1][2][3][4]
Por regla general las malas hierbas suelen crecer de forma natural, y además con considerable vigor por tratarse en la mayoría de las ocasiones de especies endémicas muy adaptadas al medio y por tanto con gran facilidad para extenderse. Por ello, la catalogación de malas hierbas es poco menos que imposible y además arrojan cifras tremendamente dispares en función de cada ubicación geoecológica.
En sentido general, son plantas consideradas como una molestia, especialmente entre personas dedicadas a la jardinería o la agricultura. También se consideran como maleza las plantas que crecen de forma agresiva, impidiendo el desarrollo normal de otras especies.
Las malezas son 8.000 de las 250.000 especies de plantas que existen y representan el 0,1% de la flora mundial. Pueden restringir la luz a otras plantas deseables y utilizar nutrientes limitados del suelo de un lugar determinado. Además, pueden contener o esparcir patógenos que degradan la calidad de un cultivo, tener espinas y productos químicos que causan irritación en la piel. Algunas son nocivas si se ingieren. Otras tienen partes que se adhieren a la ropa. Incluso al ser arrancadas se pueden confundir con raíces superficiales de especies cultivadas alrededor.
Se denomina malherbología a la ciencia, relativamente moderna, que se dedica al estudio de las malezas.