Manuel Enrique Araujo | ||
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Presidente de la República de El Salvador | ||
1 de marzo de 1911-9 de febrero de 1913 | ||
Vicepresidente | Onofre Durán | |
Predecesor | Fernando Figueroa | |
Sucesor | Carlos Meléndez | |
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Información personal | ||
Nacimiento |
12 de octubre de 1865 Hacienda El Condadillo, Usulután, El Salvador | |
Fallecimiento |
9 de febrero de 1913 (47 años) San Salvador, El Salvador | |
Sepultura | Cementerio de Los Ilustres | |
Nacionalidad | Salvadoreña | |
Religión | Luteranismo | |
Familia | ||
Padres | Manuel Enrique Araujo padre y Juana Rodríguez de Araujo | |
Cónyuge | María Peralta Lara de Araujo | |
Educación | ||
Educación | Doctor en Medicina | |
Educado en | Universidad de El Salvador | |
Información profesional | ||
Ocupación | Médico | |
Manuel Enrique Araujo Rodríguez (Hacienda El Condadillo, departamento de Usulután,[1] 12 de octubre de 1865 - San Salvador, 9 de febrero de 1913) fue un médico y político salvadoreño originario de Jucuapa, que ocupó el cargo de presidente de la República de El Salvador entre los años 1911 y 1913. Es el único presidente asesinado en el ejercicio de sus funciones en la historia de este país. Asumió el poder durante el período histórico denominado del «Estado cafetalero»,[2] en el que el gobierno y la sociedad eran influenciados por un grupo de inversionistas y comerciantes que lideraban el desarrollo del país, pero que generaba notables desigualdades en el resto de la sociedad.
Araujo, quien era médico de profesión, implantó una serie de reformas sociales y económicas en un período en el que se hacían sentir diversas manifestaciones de violencia en los grupos marginados. Dichas medidas comprendían la estabilización de las finanzas públicas del Estado, el incremento de los impuestos a las exportaciones del café, importantes reformas en la Fuerza Armada y la creación de la Guardia Nacional; además, durante su administración se decretó por primera vez una Ley de accidentes de trabajo, y en las relaciones exteriores se opuso a la política de intromisión de los Estados Unidos en Nicaragua.
La política reformista de Araujo se interrumpió por su asesinato, el cual fue cometido por tres individuos que acabaron fusilados; aunque la causa y autores intelectuales del crimen nunca han sido aclarados.