El marsupio (bolsa) es la característica más llamativa de los marsupiales, consiste en un pliegue de la piel que recubre las mamas y forma una bolsa epidérmica que funciona a modo de cámara incubadora. Las crías de los marsupiales nacen en un estado de desarrollo muy incompleto, casi fetal, y se arrastran tras nacer desde la vagina de la hembra hasta el marsupio, donde lactarán hasta completar su desarrollo.
De acuerdo a la especie, la ubicación de la bolsa es más o menos distante de la vagina; en el demonio de Tasmania la cría debe recorrer sólo unos centímetros hasta llegar a ella, mientras que en los canguros el marsupio está en posición ventral y más distante. Las crías permanecen mucho tiempo dentro del marsupio bebiendo leche de la madre, hasta que están totalmente desarrolladas.
Algunas especies de marsupiales llevan a la cría en el marsupio como protección aún después de haber acabado la gestación de la misma. El marsupio en los canguros es de mucha importancia ya que protege a su cría de muchos depredadores.