La nobleza de Suecia (en sueco: Adeln) ha sido históricamente una clase privilegiada en Suecia, y parte de la llamada frälse (derivada del sueco antiguo, significa "cuello libre"). Este término arcaico para la nobleza incluía al clero. La clasificación era definida por las exenciones a los impuestos y la representación en la dieta. Hoy día la nobleza no mantiene sus antiguos privilegios, pero los nombres familiares, sus títulos y escudos de armas están aún protegidos. La nobleza se divide en dos categorías: "presentados" y "no presentados" en la Casa de la Nobleza (Riddarhuset), que todavía mantiene una tarifa a los mayores de 18 años para el mantenimiento de los edificios pertinentes en Estocolmo.
Pertenecer a la nobleza en la Suecia actual todavía puede acarrear algunos privilegios sociales informales, y tener cierta significación social e histórica, particularmente entre ciertos grupos. Suecia tiene una larga tradición democrática que garantiza prácticas meritocráticas en la elección de los funcionarios. Así, no se otorga ningún privilegio en los impuestos o de cualquier otra clase a ningún ciudadano por sus orígenes familiares, con la excepción de la Familia Real y el cargo de jefe de Estado ostentado por el monarca sueco. Sin embargo, ese cargo en la actualidad, según las normas de gobierno, es ceremonial.
En 1902 Sven Hedin fue la última persona en ser ennoblecida en Suecia. Desde 1974, el monarca no puede conferir el estatus de nobleza. En 2004 existían unas 619 familias nobles en Suecia, con unos 28.000 miembros. Están clasificados entre condes (46 familias), barones (124 familias) y nobleza sin título (449 familias).[1]
Hasta 2003 la nobleza estaba regulada por un estatuto de gobierno, pero ese año el estatuto fue derogado, de modo que la sanción gubernamental y la regulación legal de la nobleza se abandonó. La Casa de la Nobleza es desde entonces una institución privada, administrada como una corporación privada bajo la ley comercial civil, y es propiedad de sus miembros. El único privilegio que mantiene la nobleza es la de poder usar un yelmo con un visor abierto en su escudo de armas (por un acta de 1762, si lo hace un plebeyo debía recibir una multa), lo que fue llevado a los tribunales para obtener la amnistía ya en el siglo XXI por la "Sociedad de Plebeyos y Vagabundos por el uso de los visores abiertos" (Ofrälse och löske mäns samfund för bruk af öppne hjälmar), a lo que el Tribunal Supremo Administrativo sentenció que no podía arbitrarlo al no tener la capacidad de conceder la amnistía.[2][3]