El ocio es cualquier actividad fuera de nuestras obligaciones y por tanto distinta al trabajo o a las tareas domésticas. Es un tiempo recreativo que se usa a discreción. Es diferente al tiempo dedicado a actividades esenciales como comer o dormir. Las actividades de ocio se hacen en el tiempo libre, y no por obligación.[1]
Según el sociólogo francés Joffre Dumazedier:
«El ocio consiste en un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera completamente voluntaria, ya sea para descansar, divertirse, aumentar sus conocimientos o mejorar sus habilidades de forma desinteresada o para aumentar su participación voluntaria en la vida de la comunidad después de desempeñar sus funciones profesionales, familiares y sociales».[2]
La distinción entre las actividades de ocio y las obligatorias no es estricta, y depende de cada persona; así estudiar, cocinar o hacer música, puede ser ocio para unos y trabajo para otros, pues pueden realizarse por placer como por su utilidad a largo plazo y/o eventual ganancia económica.
El ocio se puede emplear en actividades motivadoras y productivas. Por otro lado, el ocio en la Antigua Grecia era considerado el tiempo dedicado, principalmente por filósofos, a reflexionar sobre la vida, las ciencias y la política.