El olor es la sensación resultante de la recepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo, y se genera por una mezcla compleja de gases, vapores y polvo, donde la composición de la mezcla influye en el tipo de olor percibido por el receptor.[cita requerida] En contraste, lo que no percibe el olfato se denomina inodoro. Términos sinónimos, como fragancia o aroma describen olores agradables; mientras que los olores repulsivos o desagradables se describen como peste, pestilencia, hedor o hediondez. En el mundo empresarial, los olores contribuyen a detectar peligros, pueden servir para definir un producto, crear una identidad distintiva y mejorar la experiencia tanto de clientes como de empleados. Además, la gestión de los buenos y los malos olores puede suponer un gran reto en la gestión de costes de la empresa[1].