Paracelso | ||
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Retrato de Paracelso en 1538, por Augustin Hirschvogel | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim | |
Nombre en alemán | Philippus Aureolus Theophrastus Bombast von Hohenheim | |
Nacimiento |
c. 1493[1] Zúrich, en la Teufelsbrücke, Einsiedeln, Suiza | |
Fallecimiento |
24 de septiembre de 1541 (47 años) Salzburgo, Austria | |
Sepultura | Tomb of Paracelsus | |
Nacionalidad | Suiza | |
Religión | Cristianismo | |
Lengua materna | Alemán | |
Familia | ||
Padres |
Wilhelm Bombast von Hohenheim NN | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | alquimia, medicina, astrología | |
Cargos ocupados | Catedrático | |
Empleador | Universidad de Basilea | |
Seudónimo | Paracelsus | |
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim,[2] también Theophrastus Bombast von Hohenheim,[3][4] conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso (n. en Zúrich, en la Teufelsbrücke, Einsiedeln, c. 1493[1]-Salzburgo, 24 de septiembre de 1541), fue un alquimista, médico y astrólogo suizo.[5] Fue conocido porque se creía que había logrado la transmutación del plomo en oro mediante procedimientos alquímicos y por haberle dado al zinc su nombre, llamándolo zincum.[6]
Es considerado a veces como el «padre de la toxicología» con su célebre frase dosis sola facit venenum, es decir, «solo la dosis hace al veneno», máxima de la disciplina.[7]
El nombre Paracelso (Paracelsus, en latín), que escogió para sí mismo y por el que es generalmente conocido, significa «igual o semejante a Celso», un médico romano del siglo I.
Su incesante búsqueda de lo nuevo y su oposición a la tradición y los remedios heredados de tiempos antiguos le postulan como un médico moderno, adelantado a sus contemporáneos. En cambio, en su concepción del misticismo y la astrología se podría decir que mantuvo una postura inmovilista sobre los conceptos más arcaicos.[8]
«No debe haber ningún cirujano que no sea también médico. Donde el médico no sea también cirujano no será más que un ídolo que no es sino un monigote.»Paracelso[9]