Un plebiscito es una forma de consulta popular directa sobre temas políticos clave, generalmente planteados como una alternativa entre dos posibilidades.
Nacido en el derecho romano, también ha sido utilizado en la época moderna y contemporánea. En el sentido latino del término, el plebiscito se concibe como un instrumento verdaderamente democrático y no como un tipo de cesarismo.[1]
En su significado más moderno, se definiría como un derivado del referendo que consistiría en aprobar o no aprobar la política de una persona a través de la pregunta formulada en el mismo. Los plebiscitos son vistos como una forma de que un gobierno vaya directamente a consultar a los ciudadanos, sin pasar por intermediarios como es el caso de los partidos políticos. La diferencia entre ambos no está clara, ya que la tendencia a un uso indistinto es cada vez mayor. Un referendo responde a una pregunta, mientras que un plebiscito valida o no a una persona. Ciertos referendos pueden, sin embargo, ser acusados de 'deriva plebiscitaria', cuando los ciudadanos responden (o son invitados a responder) no a la pregunta realmente formulada, sino a quien la formula como fue el caso del general de Gaulle, que llegó a prometer renunciar a la presidencia de la República Francesa si la respuesta a su referendo fuese negativa, transformándolo de hecho en un plebiscito, particularmente durante el referéndum constitucional francés de 1969.