La privacidad digital es un término a menudo usado en contextos que promueven la defensa de los derechos de privacidad del individuo y del consumidor en los diferentes medios electrónicos, y generalmente se usa en oposición a las prácticas comerciales de muchos comerciantes electrónicos, negocios y empresas para recopilar y usar dicha información y datos.[1][2] La privacidad digital se divide en tres subcategorías: privacidad de la información, privacidad de la comunicación y privacidad individual.[3]
La privacidad digital se ha convertido cada vez más en un tema de interés a medida que la información y los datos compartidos en las redes sociales se han ido convirtiendo cada vez más en productos básicos; los usuarios de las redes sociales son considerados ahora como "trabajos digitales" no remunerados, ya que son "gratuitos" a costa de la pérdida de privacidad.[4] Por ejemplo, entre 2005 y 2011, el cambio en los niveles de exposición de los diferentes elementos del perfil en Facebook mostró que, a lo largo de los años, la gente quiere mantener su información de manera más privada.[5] Sin embargo, observando el lapso de los últimos siete años, Facebook obtuvo un beneficio de 100.000 millones de dólares a través de la recopilación y el intercambio de los datos de sus usuarios a terceras personas.
Cuanto más información comparte un usuario en las redes sociales, más privacidad se pierde. Toda la información y los datos que uno comparte están conectados a grupos de información similar. A medida que el usuario continúa compartiendo su información privada, esta se empareja con su respectivo grupo, así, sus opiniones y expresiones ya no están solo en posesión de ellos mismos o de su círculo social. Esto puede verse como una consecuencia vinculada al capital social: a medida que las personas crean nuevos y diversos vínculos en las redes sociales, los datos se vinculan. Esta disminución de la privacidad continúa hasta que aparece la agrupación (cuando los lazos se hacen más fuertes y la red más homogénea).[6]
Nada es privado Los medios de comunicación pueden llegar a causarnos una que otra duda al respecto de la seguridad y confianza de las personas. Es común que ver anuncios publicitarios es más que normal para la mayoría de la población ya que creció con las nuevas tecnologías y no es motivo de sospecha. Desde el principio del internet, la atracción fue instantánea que ahora somos esclavos con la conectividad, sin darnos cuenta, el dar un click en cualquier página queda registrado como algo que es de tu interés, como un contrato, nunca leemos las letras pequeñas y creémeos que es más fácil saltar los anuncios para mayor rapidez que sedemos control sobre nuestras cuentas, la realidad es que somos conejillos de indias a través de los me gusta, las fotos, los contactos, las vistas, etc. Ahora, todo esto es con un fin, tener al mundo en la palma de la mano de las personas que controlan las páginas que nosotros visitamos en los móviles. Todo está conectado dentro del sistema.
Algunas leyes permiten presentar una demanda contra la violación de la privacidad digital. En 2007, por ejemplo, se presentó una demanda colectiva en nombre de todos los usuarios de Facebook que llevó a Facebook a cerrar su sistema de publicidad "Beacon". En un caso similar en 2010, los usuarios demandaron a Facebook una vez más por compartir información personal de los mismos con los anunciantes a través de su aplicación de aplicaciones de juegos.[7] Las leyes se basan en el consentimiento de los consumidores y asumen que los consumidores ya están facultados para conocer sus propios intereses. Por lo tanto, durante los últimos años, la gente se ha centrado en la autogestión de la privacidad digital a través de una toma de decisiones racional y educada.[8]