Pueblo visigodo

Recorrido de las campañas visigodas en tiempos de Alarico I.
Reino visigodo y las provincias de la Hispania visigótica (625 a 711).

Los visigodos fueron una rama de los pueblos godos, que a su vez pertenecen a los pueblos germánicos orientales, llamados pueblos bárbaros, y que vivieron dentro del Imperio romano durante la antigüedad tardía. Surgieron primero en los Balcanes de grupos góticos anteriores (posiblemente de los tervingios)[1]​que habían invadido el imperio romano a partir de 376 y habían derrotado a los romanos en la batalla de Adrianópolis en el año 378.

Las relaciones entre los romanos y los visigodos variaron, pactando cuando era conveniente y enfrentándose en batalla si era necesario. Bajo el mando de Alarico I invadieron el Imperio occidental y saquearon Roma en el año 410, período durante el cual Alarico empezó a ser llamado su rey. Más tarde se establecieron en el sur de la Galia como foederati del Imperio romano, donde crearon un reino con capital en Tolosa, cuya autoridad se extendió a Hispania aprovechando el vacío de poder que había dejado la caída del Imperio romano de Occidente, a expensas de los suevos y vándalos. En el año 507, fueron derrotados por los francos de Clodoveo I en la batalla de Vouillé, a partir de la cual el reino visigodo se limitó a Hispania, conservando la Septimania al otro lado de los Pirineos.

Los visigodos eran una minoría gobernante sobre la población hispanorromana, separados de ella fundamentalmente por sus creencias religiosas, ya que eran cristianos arrianos, mientras que la población local era cristiana romana. La conversión del rey Recaredo I posibilitó la convivencia de ambos pueblos, y el reino consolidó su poder con el apoyo de la Iglesia.

Los visigodos no dominaron por completo la península ibérica hasta finales del siglo VII. Los alanos, un pueblo de origen iranio, los vándalos y los suevos ocupaban grandes territorios en Hispania. Los dos primeros, con preeminencia de los vándalos, se trasladaron a África, donde crearon un Estado poderoso con centro en Cartago.

En cuanto a los suevos, fue el primer pueblo germánico en crear un reino cristiano de Europa Occidental en 411 que resistió hasta 585, a partir de un foedus o tratado de paz estable con los romanos, formando su propio reino en Gallaecia, con 174 años de duración,[cita requerida] y al igual que el reino godo en continuo conflicto de sucesiones reales (electas), con la población hispanorromana, terratenientes armados y la Iglesia Occidental ("Católica"), pues ellos profesaban la arriana. Su capital era Bracara Augusta, la actual Braga, y abarcaba la provincia romana de Gallaecia y media Lusitania, haciendo incursiones por las provincias de Bética (Emerita, Hispalis) y Tarraconensis (Soria) hasta el año 585 al intervenir (Leovigildo/Hermenegildo en las luchas por el trono de los visigodos), siendo Hispalis (Sevilla) el teatro de operaciones. El rey suevo Miro apoya a Hermenegildo (583), que termina jurando fidelidad a Leovigildo, y tras tomar Sevilla y a los sublevados, ataca la Gallaecia en 585, apoderándose del Tesoro Real. En el tramo pirenaico, los vascones presentaron una tenaz resistencia al dominio visigodo y parece que también lo hicieron los cántabros y los astures, aunque las fuentes al respecto son escasas. En la región de la provincia Cartaginense se mantuvo una precaria administración romana bajo soberanía visigoda, hasta que en el siglo VI fue reconquistada por el Imperio y se convirtió en la provincia de Spania, la cual -después de un siglo- cayó nuevamente en poder de los visigodos.

Fue dentro de lo que son actualmente España y Portugal donde los visigodos crearon el Estado por el que más se les recuerda. Durante su gobierno de Hispania, los visigodos construyeron numerosas iglesias, que han sobrevivido, y dejaron muchos artefactos que han sido descubiertos en cantidades cada vez mayores por arqueólogos en años recientes, destacando entre ellos el Tesoro de Guarrazar de coronas votivas y cruces. Cerca del año 589, los visigodos bajo el mando de Recaredo I se convirtieron del arrianismo al cristianismo niceno, adoptando gradualmente la cultura de sus súbditos hispanorromanos. Su código legal, el Lex visigothorum (traducido al romance como Fuero juzgo), que se completó en 654, abolió la antigua práctica de aplicar leyes diferentes para romanos y visigodos. Una vez cesaron las distinciones legales entre romani y gothi, fueron conocidos de manera colectiva como hispani.

En el siglo que siguió, la región fue dominada por los Concilios de Toledo y el episcopado y se sabe poco más de la historia de los visigodos. El reino de los visigodos estuvo aquejado por frecuentes disputas sucesorias, las cuales posibilitaron su derrota por los musulmanes del norte de África. En el año 711, un ejército invasor de árabes y bereberes derrotó a los visigodos en la batalla de Guadelete. El rey visigodo, Roderico (Rodrigo) y muchos miembros de su élite gobernante murieron en batalla y su reino colapsó rápidamente, y si bien se mantuvieron núcleos de resistencia en Septimania y en Asturias, el pueblo visigodo desapareció como tal, mezclado con los hispanorromanos y sustituido por el califato omeya. A esto le siguió la subsecuente creación del reino de Asturias en el norte de España y el comienzo de un largo proceso denominado Reconquista por parte de tropas cristianas comandadas por Don Pelayo.

Los visigodos fundaron las únicas nuevas ciudades en Europa occidental desde la caída de la mitad occidental del Imperio romano hasta el ascenso de la dinastía carolingia. Muchos nombres visigodos se usan aún en los idiomas modernos del castellano y el portugués. Con todo, su legado más notable fue la Lex visigothorum, que sirvió entre otras cosas como la base de los procedimientos judiciales en la mayor parte de la Iberia cristiana hasta la Baja Edad Media, siglos después de la desaparición de su reino.

  1. Heather, 2011, pp. 52-57, 300-301.