Pygoscelis adeliae | ||
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Estado de conservación | ||
Preocupación menor (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Subfilo: | Vertebrata | |
Clase: | Aves | |
Orden: | Sphenisciformes | |
Familia: | Spheniscidae | |
Género: | Pygoscelis | |
Especie: |
P. adeliae Hombron & Jacquinot, 1841 | |
Distribución | ||
Distribución de Pygoscelis adeliae | ||
El pingüino de Adelia (Pygoscelis adeliae) es, junto con el pingüino emperador, una de las dos únicas especies de pingüinos que viven en el continente antártico, propiamente. Esta especie es común a lo largo de toda la costa antártica e islas cercanas. En 1830, el explorador francés Dumont D'Urville lo bautizó en honor a su esposa, Adélie. La isla de Ross alberga una colonia de aproximadamente medio millón de pingüinos de Adelia.
Los pingüinos de Adelia se alimentan de pequeñas criaturas acuáticas, como el krill, pero también comen pescado y calamar. Se sabe que cuando bucean pueden alcanzar hasta 175 metros de profundidad cuando buscan comida, aunque casi siempre cazan en aguas menos profundas.
Como otros pingüinos, los Adelia son buenos y eficaces nadadores. Pueden llegar a hacer viajes redondos de aproximadamente 300 kilómetros para procurar una comida. Durante la temporada de reproducción (en octubre), se dirigen hacia el rocoso litoral del Antártico donde viven en grandes comunidades llamadas colonias.
Este pingüino tiene de 60 a 70 cm de longitud y alrededor de 4 kg de peso. Su rasgo distintivo es el anillo circular blanco que rodea el ojo y las plumas en la base del pico. Estas largas plumas ocultan la mayor parte del pico rojo. La cola es un poco más larga que las de otros pingüinos.[2]
Los pingüinos de Adelia se reúnen en los lugares de reproducción en octubre. Sus nidos consisten en un grupo de piedras apiladas. Los machos llaman a las hembras con un ruido gutural bajo seguido de un fuerte llanto. Una hembra generalmente pone dos huevos de color pardo o verde. En diciembre, el mes más cálido en la Antártida (alrededor de -2 °C), el padre y la madre se alternan para incubar el huevo; uno va a buscar comida y el otro se queda a incubar el huevo. El padre que está incubando no come. En marzo, los adultos regresan al mar junto con su cría.