No debe confundirse con la provincia de Quito, entidad administrativa colonial también denominada «reino de Quito».
Reino de Quito es el nombre con el que se identifica desde el siglo XVIII a una entidad territorial de carácter legendario formada por las tribus que ocupaban los actuales territorios ecuatorianos de Tungurahua, Chimborazo, Pichincha, Imbabura y Carchi, con su hipotética cabecera administrativa en Quito, según lo descrito en las crónicas de Juan de Velasco.[1]
No existe evidencia histórica de la existencia de algún Estado en el territorio de Quito.[1] Los hallazgos arqueológicos descartan la posibilidad de alguna unidad política o cultural en esos territorios.[2] No existen referencias de otros historiadores o cronistas independientes a los escritos de Juan de Velasco sobre una monarquía preincaica, cultura cara o unos gobernantes shyris.[1]
La historiografía moderna reconoce la existencia de múltiples señoríos étnicos que ocupaban los actuales territorios ecuatorianos de Tungurahua, Chimborazo, Pichincha, Imbabura y Carchi.[3] Estos grupos formaron una alianza para combatir la expansión del Imperio inca sobre los territorios quiteños sucedida a finales del siglo XV e inicios del siglo XVI.[4] La idea de algún «Reino de Quito» es considerada un mito fundacional del Ecuador contemporáneo.[5][6][7][8][9]
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↑Lynn Bray, Tamara (2003). Los efectos del imperialismo incaico en la frontera norte. Quito: Abya-Yala. p. 277. ISBN9978-22-325-8.
↑Lynn Bray, Tamara (2018). «2. Panoráma Etnohistórico de la sierra septentrional». Los efectos del imperialismo incaico en la frontera norte. Una investigación arqueológica en la sierra septentrional del Ecuador. Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala. p. 19. «Por otro lado, los Caranqui y Cayambe parecen haber tenido una estructura sociopolítica bien desarrollada. El alto grado de organización política observada dentro de esta región ha sido frecuentemente interpretada como el resultado de la amenaza inca y la necesidad de unirse por motivos defensivos (Athens 1979; Murra 1946; Oberem 1978; Plaza 1976). Sin embargo, Larrain argumenta que la poderosa confederación región del País Caranqui que entró en conflicto con el Tahuantinsuyu no se constituyó simplemente como una respuesta momentánea a la invasión inca, sino que fue más bien la misma organización poderosa local la que precisamente atrajo a los Inca a esta región (Larrain 1980:111-112).»
↑Ortega, Aleksín H. (2018). «65. Topa Inca Yupanqui sale segunda vez a conquistar lo que quedaba de Chinchaysuyo por mandado de su padre». Segunda Parte de la Historia General Llamada Índica (1572) de Pedro Sarmiento de Gamboa. Estudio y Edición Anotada. New York: CUNY Academic Works. p. 254. «Y de esta manera llegó a Tumipampa, términos de Quito, cuyo sinchi llamado Pisar Cápac, se había confederado con Pillaguaso, sinchi de las provincias y comarcas de Quito. Estos dos tenían un grueso ejército y estaban determinados de pelear con[tra] Topa Inca por defender su[s] tierra[s] y vidas. A los cuales Topa Inca envió mensajeros diciéndoles que le viniesen a rendir las armas y dar obediencia. Ellos respondieron estar en su patria naturaleza, y que ellos eran hombres y no querían servir a nadie, ni ser tributarios.»
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↑Ramón Valarezo, Galo; Torres Dávila, Víctor (2004). El desarrollo local en el Ecuador: historia, actores y métodos. pp. 42-43. «el propósito real del padre Velasco era más político que histórico; buscaba fundar una tesis central del pensamiento nacional criollo: la idea del territorio con densidad histórica y cultural sobre el cual podía levantarse un Estado nacional [...] En verdad, la idea de la existencia de un Reino de Quito, antes de la venida de los incas, era el mito histórico que necesitaban los criollos para darle raíces en el tiempo a su proyecto».
↑Silva Charevt, Erika (2004). Identidad Nacional y Poder. p. 22. «la contundencia de los hallazgos etnohistóricos anula la reivindicación mítica del Reino de Quito, sobre el que se teje un silencio significativo, cuando no se lo escarnece; para otros, en cambio, debe mantenerse dicho mito fundacional pues es fuente de
identidad singular».
↑Emilio Hidalgo, Ángel (17 de octubre de 2016). «Historia y mito en la creación del Ecuador». «Es común creer que el Ecuador existía como nación antes de 1830. De hecho, las versiones “patrióticas” de nuestra historia se remontan a un antiguo “reino de Quito”, que es considerado el germen del nacionalismo ecuatoriano. [...] Si bien el relato nacionalista ha funcionado para hacer propaganda ideológica destinada a “fortalecer” la identidad ecuatoriana, en base a la repetición de los “mitos patrios”, su lógica no corresponde a la de la historia. Lastimosamente, no puede haber nacionalismo sin nación, por lo tanto, el sentimiento de ecuatorianidad nunca existió antes de 1830».
↑Silva Charevt, 2004, pp. 22-23. «Para Jaime Costales, por ejemplo, "(l)a posición de quienes niegan la existencia del Reino
de Quito, no logra comprender que con tal negación ... terminan negando la existencia misma de nuestros ancestros" (2000:5). De su parte, para Donoso Pareja la obra de Juan de Velasco es un "hito de 'fundación' de la existencia de una nación y sus habitantes", es un "punto de partida de nuestra identidad..." (2000:154)».