Revista de historia o publicación historiográfica es la publicación científica de carácter periódico especializada en el campo de la historia. Habitualmente toma la forma de revista mensual, trimestral, cuatrimestral, o anual (en cuyo caso suele hablarse de anuario).
Los contenidos de una revista especializada en historia incluyen editoriales sin firmar que, bien sean redactados por él o bien lo hayan sido bajo su encargo, son responsabilidad del editor o director de la revista; y los artículos firmados, que son responsabilidad de sus autores, aunque su admisión para la publicación corresponde al editor de la revista,[1] que siguiendo el procedimiento habitual en otros medios similares (revista científica) lo somete al proceso de revisión por pares (peer rewiev).[2]
La mayoría de estos artículos suelen ser resultado del trabajo de investigación de un historiador, que comunica un aspecto parcial (monografía) o un resumen de ella. En la actualidad, como en el resto de los artículos científicos, se considera conveniente comenzar con un abstract que sintetiza breve mente su contenido y su ubicación en su campo de estudio (idóneamente, se acompaña de la traducción del abstract al inglés, y de una serie de palabras clave para facilitar su indexación), aunque esta forma de presentación aún no es de uso general. La forma en que se realiza un artículo historio gráfico como comunicación científica puede ser similar a la que se hace en un congreso, seminario o simposium, aunque de manera más formal y sistemática a como se haría en un coloquio. De hecho, es habitual que las comunicaciones orales leídas en un congreso se publiquen posteriormente, o incluso estén disponibles previamente para su discusión en él (la utilización de Internet es un vehículo muy utilizado en estos casos). Por el contrario, un artículo de historia se expresa de forma más sucinta, concreta o provisional frente a la forma habitual en que lo haría el mismo autor en un libro de historia, donde se exponen cuestiones de forma más extensa, y -habitualmente- general y definitiva -o al menos, en un punto en el que el historiador ha dado por terminado su trabajo-; o de la forma en que lo haría en un ensayo en que, sin necesidad de reflejar tan sistemáticamente el aparato crítico (referencias y notas de las fuentes utilizadas o de los métodos usados para su obtención y procesado), se exponen de forma más literaria o retórica ideas, opiniones y conclusiones propias del historiador sobre un objeto más amplio y con una perspectiva más general.[3]
No obstante, en muchas ocasiones los artículos de las revistas de historia son comentarios sobre el trabajo de otros historiadores, bien sea de forma elogiosa o de forma polémica; o estados de la cuestión, en que se elabora una síntesis de lo publicado sobre un tema o las diferentes líneas de investigación, planteamientos científicos, posturas ideológicas, metodologías e hipótesis provisionales con que distintos historiadores lo afrontan. Un caso particular es la reseña y en su caso crítica de libros de historia de reciente aparición o las noticias relativas a asuntos de actualidad ocurridos en el mundo historiográfico (hallazgos arqueológicos o archivísticos, cuestiones relativas al patrimonio histórico, congresos y distintos tipos de convocatorias, premios, nombramientos y otras cuestiones académicas, necrológicas, conmemoraciones de hechos destacados, repercusiones externas del trabajo historiográfico, o repercusiones en éste de cuestiones externas, etc.).[4]
También suelen publicarse en las revistas de historia la reproducción textual de fuentes documentales, por sí solas o acompañadas de comentarios, glosas, adaptaciones, traducciones o estudios críticos realizados por historiadores o documentalistas; así como recopilaciones y catálogos de todo tipo de fuentes, primarias o secundarias.
La revolución informática e internet ha supuesto también la adaptación al formato electrónico de las revistas de historia. No es habitual que, como ha ocurrido con algunas publicaciones científicas, renuncien al papel y a la distribución tradicional por kioscos, librerías o correo postal y se presenten únicamente como edición digital o ezine, con todas las consecuencias que ello tiene (publicación electrónica o ciberedición pero sí es habitual que mantengan páginas web de muy desigual concepción y utilidad que entre otras posibilidades, suelen permitir el contacto por correo electrónico (para el envío de originales o la petición de suscripciones o números atrasados), la consulta por internet de sus catálogos y en algunos casos de una parte mayor o menor de su contenido. La visibilidad e impacto en internet de una revista puede cuantificarse con distintos métodos de análisis cuantitativo.[5]
La consulta en biblioteca de revistas de historia ha sido tradicionalmente una práctica habitual, no sólo para el estudio universitario en las carreras de Historia y la formación intelectual de sus estudiantes, sino como parte fundamental de la investigación histórica, para la que son una de las fuentes secundarias más habituales; por lo cual uno de los criterios bibliométricos para la medición cuantitava de su repercusión es la comprobación de su presencia en bibliotecas significativas, además de la cantidad de veces que son citadas como fuente (índice de citación, análisis de citas). En cuanto a la tirada o resultado de las ventas pueden llegar a ser muy importantes en las revistas de divulgación, que se editan con claros criterios comerciales, y muy limitadas en las revistas académicas, que no suelen depender económicamente de las ventas, sino que se nutren de fondos institucionales (universidades, academias, centros de investigación o instituciones similares).
El número de revistas especializadas en historia ha aumentado sustancialmente con el tiempo: Dialnet cataloga 575 revistas de Historia,[6] y Latindex 216.[7] El Índice Histórico Español lleva registradas desde 1953 más de 10 000 reseñas, incluyendo una valoración crítica de los libros y artículos que se publican en varios centenares de revistas especializadas.[8]